El reciente atentado con incendio y robo incluido a las escuelas de Flor de Maroñas, tuvo por un ratito relevancia mediática. No podemos sustraernos al clima mundial de fútbol y a la sanción de Suarez así que casi naturalmente el tema, como centro de atención, ha sido desplazado.
De cualquier manera me parece que sucedieron algunos hechos que son destacables. Las autoridades, desde la presidencia misma y por supuesto las de Educación en particular reaccionaron rápidamente.
La ausencia del servicio de vigilancia quizás haya facilitado el hecho, pero también es destacable que los responsables hayan sido ubicados, detenidos y procesados.
El ejército va a participar, o lo está haciendo ya en las tareas de reconstrucción de las Escuelas. Podemos opinar que es lo mínimo o lo necesario o en fin, como toda intervención del Estado, está sujeta a la consideración pública. En mi opinión la respuesta ha sido desde las autoridades, positiva. En realidad, lo realmente destacable creo que es el fenómeno de reacción popular y de los medios frente al hecho.
Familiares (padre y una hermana) de los responsables aparecieron públicamente haciéndose cargo de la situación, involucrándose de manera crítica y constructiva. Una de las directoras, también públicamente, salió a respaldar a la familia que quedó muy cuestionada en el barrio.
De la misma forma maestras de la escuela han involucrado a los alumnos de manera positiva, instando a la reconstrucción, fortaleciendo “el sentido de pertenencia”, la escuela es de sus alumnos. Los medios de comunicación en general han informado con sobriedad y dieron cámara a el papá del muchacho procesado y no amplificaron indignaciones que las hay y es justo que así sea pero con ellas puestas en la pantalla, solo se exacerban los ánimos.
La gente del barrio se está participando en la limpieza y reconstrucción de las escuelas. Me da la sensación que de esta tragedia van a emerger dos escuelas públicas más lindas, más queridas por sus alumnos, mas enraizadas en su barrio. Creo que los servicios de seguridad garantizarán o no haya nuevos actos vandálicos pero lo que seguramente lo impedirá será la apropiación de la gente de esas Escuelas. Están allí, en las barriadas humildes para construir ciudadanía, para educar, integrar, no hay política social posible si la gente no las siente suyas, si no la integra como una prolongación natural del hogar.
Por estos días la diversidad de temas, agendas y miradas sobre cada cosa tiende a fragmentarnos, a singularizarnos en opiniones y acciones. Pocas veces están apareciendo situaciones que nos aglutinen, que nos convoquen detrás de una misma bandera. Por suerte la indiferencia no ha ganado la batalla y los uruguayos, que somos mansos pero de rebeldías tomar, cuando percibimos una injusticia nos juntamos, levantamos la voz y la acción común.
Finalmente, le vendría muy bien al barrio que el Ministerio del Interior lograra en el entorno, encontrar y reprimir a las bocas de venta y a los “dealer” que trafican con drogas, porque el muchacho que bajo los efectos de las mismas hizo la barbaridad ya está preso. Vayamos por los responsables de la “enfermedad”, los traficantes, que son…..un monstruo grande y pisan fuerte.
Por Walter Martinez Pisani
Columnista uruguayo
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