«La memoria de una ciudad no existe tanto en los monumentos que previó el urbanista, sino en «las marcas que hacemos y hacen ciudad». De este modo, la memoria urbana es «una marcación colectiva» y «así concebida, la ciudad tiene otra manera de ser vivida».
(Pablo Sztulwark)
Ya desde niño me gustaba la historia. Recuerdo que en la escuela cuando mi maestra Zulma, abordaba la asignatura, Gustavo Antúnez y yo disputábamos por participar. Éramos insoportables. Siempre queríamos intervenir y a cada pregunta se largaba nuestra competencia por que la maestra nos diera la palabra. Cayó en mis manos, ni se cómo, un tomo de la Revista Histórica, una recopilación de documentos que Pivel Devoto, ministro blanco de Educación de los sesenta, impulsó e hizo publicar. En su momento esa compilación de documentos fueron una importante referencia bibliográfica para la lectura y la investigación histórica.
Para mí fue un hallazgo increíble. Me encontré con muchos datos que lo manuales de la época no tenían. Así descubrí como manejó Federico Lecor su gobierno en la Cisplatina (Intervención Portuguesa-brasileña luego de derrotado Artigas).
Conocí a la Logia de “Los caballeros Orientales” quienes distribuían octavillas clandestinas con rimas satíricas y de denuncia como la que sigue: ¿De quién es el gobierno peor? , de Lecor. ¿Quién respira tiranía? García. ¿Quién dirige su carrera?, Herrera. Ridícula fantasía, pretender esclavizarnos y así a todos gobernarnos Leco, Herrera y García.
Entre tantas cosas la Revista Histórica me dejó un memorable triunfo sobre mi adversario Antunez. Tuve datos que él no conocía, fue una victoria aplastante. Sospecho que mi maestra estaba harta de nuestro fervor histórico. Pero para mí empezó una danza de nombres, hechos y personajes de la Historia, que vi reproducidos una y otra vez. Andando por Montevideo, me los encontré en plazas, monumentos y calles, como nombres de esos sitios. Por supuesto que recordando trayectorias me pregunté más de una vez ¿Cómo tiene un nombre de calle este grandísimo…..?
La Historia fue primero sucesos y protagonistas, luego registro de los hechos, con el criterio de los historiadores según su mirada, finalmente la ciudad los recibió como reconocimiento para que la memoria los recree una y otra vez. Sin duda la dictadura (1973 a 1985) será una afrenta imborrable para los uruguayos. Manchó de luto, represión y dolor ese período. Como se lo piense y recree será como lo recordaremos. Cuatro décadas han pasado, varias generaciones han nacido en democracia y de la dictadura conocen solo relatos.
El colectivo “Memoria de la Resistencia” ha desarrollado un proyecto que tuvo un larguísimo recorrido hasta su concreción. Han pasado años. Allí está el primer mérito del grupo. El sostenerlo en el tiempo más allá de las dificultades. El periplo de su recorrido no es lo que quiero referir hoy, pero puso a prueba la tenacidad de sus integrantes. Solo menciono que en agosto del 2006 fue presentado en la Facultad de Arquitectura el proyecto “Lugares de la Resistencia” y que en junio del 2010, la Junta Departamental lo aprobó.
Finalmente, en la primavera del 2013, en el Estadio Luis Franzini se colocó la primera “Marca”. Recordaba la marcha de los estudiantes de 1983, con una multitud de jóvenes, la democracia renacía anunciando la próxima derrota de la dictadura. Hoy está a punto de cerrarse esta etapa. Creo que faltan 3 marcas para que queden instaladas las 29 que ya integran el paisaje urbano de nuestra ciudad. No han pasado desapercibidas, el objetivo que la gente y la ciudad se las apropien está sucediendo. En las inauguraciones de cada una, cada quien fue participando según sus vivencias y recuerdos. Ya desde el exterior ha habido ecos que mirando la iniciativa como espejo para otros lugares. Mucha gente, me consta, ya se “tropezó” con ellas y recordaron hechos y situaciones.
Sé que muchas personas participaron del proyecto en diversos períodos, en particular un ausente destacado Universindo Rodriguez, pero creo indispensable mencionar a quienes colectivamente y de manera anónima llevaron a su concreción al proyecto. En mi prólogo viajé a mi propia memoria, a mis tiempos idos, busqué mis propios registros de la historia y los encontré estaban allí, marcándome. Estoy seguro que ninguno de los integrantes de la comisión, en esa cosa loca que tiene la vida de los recorridos cotidianos se habrá detenido a pensar demasiado sobre lo que sucederá dentro de 10, 20 o 30 años. Estarán allí, nos trascenderán, 29 o más marcas estarán en el paisaje urbano de Montevideo relatando la épica anónima de miles de uruguayos que defendieron la democracia. Para que los recuerdos no se vayan deben ser recreados, para que las historias no se olviden deben ser contadas una y otra vez.
A Nella Penizza, Gustavo Carrier, Fernanda Blanco, Genaro Rivero, Mercedes Garibaldi, Cesar Montaño, Cristina Colombo, Charna Furman, Antonia Yañez, mi mayor reconocimiento. Como si Montevideo se hiciera nuevos tatoos contándose y contándole a todos que los relatos viven, se recrean y son necesarios. Voy por allí, los mármoles “marcas”, con inscripciones, las calles con nombres como Liber Arce, el destino de un ómnibus que va a….Susana Pintos, la épica anónima de gente sencilla se sigue contando. Montevideo es mucho más mía, a los integrantes del colectivo Marcas de la Memoria, gracias.
Por Walter Martinez
Columnista uruguayo
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