Estaré en el Solís viendo a NASSER 3.0.

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Gracias a la generosidad de un amigo desde un palco seré un privilegiado espectador.

Jorge Nasser es un gran sobreviviente, como tantos; crecer en dictadura, ser joven en ese tiempo es una huella generacional profunda de la que no es fácil desprenderse.

Usé el término desprenderse no porque imagine que haya pretendido borrar nada sino porque el camino de la cultura, la música en particular, no es justamente una disciplina que florezca en dictadura. La represión, la desinformación es poco proclive a los intercambios, a escuchar o ver otras cosas. Imagino hoy la proliferación de música de todo el mundo que va y viene en YouTube, por ejemplo. Cualquier muchacho que inicie un camino como músico tiene marcos de referencias infinitamente más ricos.

walter- 200 paginaMis recuerdos me obligan a viajar lejos allá por las madrugadas de los primeros años de la dictadura, cuando volviendo de lo de Karina, enfundados en nuestros montgomerys de rigor discutíamos acaloradamente sobre las virtudes o no de A Passion Play de Jethro Tull, con Jorge, Alberto, Gustavo y yo matizábamos la espera del 522 que se demoraba.

O cuando la represión apretaba, empujaba al exilio y los abrazos de despedida eran emocionados y desgarradores por lo incierto. Lejana está la noche en el puerto donde un puñadito de adolescentes lo despedíamos en el Vapor de la Carrera.

Supongo que el fugaz abrazo que nos dimos en una pensión allá en Buenos Aires, por el setenta y siete, fue el último que le di al Jorge adolescente y cercano, hermanos de luchas tragedias y recorridos. La vida y la dictadura nos llevaron por recorridos distintos.

El Uruguay democrático nos reencontró. Ambos distintos, él un músico destacado, yo un aprendiz de papá que trataba de construirme en identidad personal. Níquel fue una aventura fantástica, Jorge, con Pablo Farragó, el pato Dana y Wilson Negreira eran una banda desaforada de novedosos rockeros que entre el virtuosismo de la guitarra de Pablo y el ritmo de la percusión de Wilson fusionaban o intentaban mezclar ritmos. Sus looks excéntricos para la época nos sacudían, enriquecían el amanecer democrático. Los uruguayos por aquellos días estábamos impregnados de canto popular, ese canto tan asociado a la resistencia.

Gusano Loco, Gargoland, fueron naciendo, las letras de las canciones estaban llenitas de Uruguay, más aún de Montevideo. Nació el Candombe de la Aduana.

Jorge supo elegir de la historia música para recorrerla, Milonga de Pelo Largo de Dino, sin dudas es crónica de los uruguayos de un tiempo. Palabras para Julia, conmovió generaciones enteras.

El arte es sin dudas expresión de sensibilidad e inteligencia, encontrar lo mejor de otros y versionarlo, explorar estilos, profesionalizar al máximo su labor son características que no siempre se pueden ver pero en la sala de ensayo siempre había buenos instrumentos y cuidado por el sonido. La casa de Nasser respiraba música.

Entusiasmado llevé a mi hija preescolar aún a ese mundito de estrafalarios músicos, todavía recuerdo una foto donde Flor estaba con su delantal azul que llevaba recién salida del jardín donde concurría. Tuvo que pasar mucho tiempo, en esos intercambios de padre e hija ya adultos, para descubrir que mi hija tuvo como primera impresión de Niquel…..una decepción.

Ella esperaba conocer en realidad, a los que tocaban Humo Sobre el Agua, (Deep Purple) y que yo siempre le hacía escuchar. Pero también se impregnó de la locura de Níquel y allá anduvimos con ellos por Colonia, y más tarde coreamos sus canciones en el mismísimo Solís donde nuevamente estará.

Treinta años de recorrido musical no es “moco e´ pava” al decir del paisano. Sepultada en tanta música quedará quizás sin sitio para la historia la actuación del Teatro de Verano.La banda además de música le puso al espectáculo los primeros laser usados en escenarios, reservado para los shows internacionales. Fue inédito que una banda uruguaya presentara un espectáculo así.

Creo definitivamente que la música se coteja con su tiempo, sus notas valen, cuando se pega a nuestros recuerdos, cuando se hace patrimonio de muchos. Cuando un tema musical nos lleva de viaje a situaciones vividas a emociones sentidas, allí es cuando la música vive.

Cualquier uruguayo que haya vivido en el exterior seguro que se encontrará en Amo este lugar.

Pero lo que quizás destaque a Nasser es su capacidad de reconversión. Éste de hoy milonguero y guitarrero viaja a nuestras raíces, sigue inventando mezclas musicales, como un barman pero con pentagrama nuevos sabores o texturas musicales nacen y convocan.

No soy crítico musical, se mas bien poquito de música, pero Nasser llenó el Solis en distintos tiempos, con distintos públicos y seguramente volverá hacerlo esta próxima vez.

Siempre pensé que los futuros historiadores para recrear el Montevideo y el Uruguay de tiempos idos tendrían que referirse a Benedetti o a Jaime Ross, quienes con letras y músicas han sabido ser verdaderos cronistas. Incorporo a Jorge Nasser en este grupo, el miércoles andaré por la Aduana, Capurro, tomaré sol en playa Honda, o veré a River, también seré muchacho adolescente donde la música y la rebeldía nos hermanó.

Lindo haberlo vivido para poderlo contar….lo dicho en el Solís seré un privilegiado.

Por Walter Martinez
Columnista uruguayo

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