«En las elecciones de EEUU, no hay un candidato que le convenga más a los países del sur», afirmó Carlos Raimundi, ex representante permanente de Argentina ante la OEA y político hoy de la oposición en su país. «Nos es indiferente», sostuvo en diálogo con Katya Colmenares, consejera interna del Instituto Nacional de Formación Política mexicano.
«Biden, Trump y aún el independiente que trata de ser el hijo de Robert Kennedy. No hay candidato que le pueda decir a su país que tiene que declinar abruptamente su nivel de vida en forma paralela a como está declinando la hegemonía de ese país que supo ser el dueño del mundo hasta hace un par de décadas. Yo sé que (ellos) no son lo mismo, pero desde el punto de vista del funcionamiento del sistema, son los dos piezas de un mismo engranaje, de un mismo sistema.
«Lo que históricamente se conoció como los beneficiarios del sueño americano, hoy sólo son privilegios del anglosajón clásico, de la persona blanca, cristiana, que tiene hasta un porte físico que lo define. Son probablemente una primera minoría ante la población de afro descendientes, latinos, orientales, hindúes, del mundo árabe. Esas personas no forman parte de ese sueño americano de clase media de un futuro asegurado, sino que, sumados, ya son parte de las mismas vicisitudes y de las mismas penurias de lo que históricamente se ha conocido como la periferia de EEUU.
«Las elecciones no van a detener este desenfreno del capital financiero, que se traslada al mundo. Pues se ha llegado a tal nivel de concentración económica que producto de ese mismo modelo de desarrollo de sobreexplotación de la naturaleza, causa la catástrofe climatica; ha llevado a un punto que ya no se sostiene si es que quiere contener al conjunto de la humanidad.
«El capitalismo, desde su nacimiento en adelante, ha necesitado conquistar territorios. Y llegado al punto de saturación de la ganancia en un territorio, tiene que expandirse. De allí el colonialismo, luego el neocolonialismo, el imperialismo. Y éste llega al punto de la llamada globalización, que no globalizó nada más que la tecnología, pero no el disfrute.
«Llegado ese punto de inflexion, el capitalismo intentó primero conquistar los territorios simbólicos, los territorios digitales, para maximizar ganancia más allá del territorio físico material. Y luego con el armamentismo –una vez más, no es la primera vez; esperemos que sí sea la última en la historia– el capitalismo trata de mantener su tasa de ganancia de rendimiento económico a través de la guerra.
«Para maximizar sus ganancias en el territorio digital y de las guerras, expandieron el despliegue militar hacia Europa, creyendo que si contenían a Rusia iban a detener el avance de China, su aliado estratégico.
«Además, EEUU está tratando de contener a China en el Pacífico a través de la disputa por Taiwán y en el sudeste asiático. A una guerra de la OTAN, sumaron sanciones económicas. Y esto, en lugar de expandir el área dólar y de lograr un avance de la OTAN, consiguió exactamente el resultado opuesto al que buscaban.
«Rusia consolidó su capacidad de influencia en el mundo asiático, en el Medio Oriente, en la misma África. Y ha conseguido que cada vez retroceda más el dólar como moneda de los grandes contratos internacionales; fundamentalmente de energía pero también de otras comodities, de alimentos, etc. Y ha creado junto con otros organismos financieros el BRICS, que en ingles siginifica ‘ladrillos’, pero tambien sigla de un Banco formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, y al cual se quieren incorporar muchos países, y que ya se ha ampliado a países como Arabia Saudita y como Emiratos Árabes.
«Y se creó el Banco asiático y la organización de Shanghai. La alianza con China permitió desarrollar capacidad de estabilización política de regiones que en otro momento eran territorio de influencia de los Estados Unidos. Por ejemplo, ha conseguido estabilizar la situación en África, que hoy está viviendo un momento antimperialista que hacía muchas décadas que no se vivía.
«Por eso, hay que pensar necesaria, imperativamente en nuevas formas de organización social y de organización politica; desde nuevas formas de produccion y de consumo hasta nuevas formas de utilización de nuestro tiempo libre. En esencia, una manera distinta de organizar nuestra percepción de la realidad.
«Yo veo el mundo en esas condiciones, y si América realmente pudiera unirse en cuanto a sus necesidades, fundamentales a su mirada estratégica de cómo insertarse en este mundo, debería de tener una oportunidad inmejorable para constituirse en un faro.
Por Sabrina Speranza
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