Con la participación de 24 jefes de Estado y de Gobierno se realizó una nueva reunión, en el mes de noviembre, en Kazan, de los BRICS. A esta organización predominantemente comercial, integrada originalmente por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, se le unieron cuatro países más: Egipto, Etiopía, Irán y los Emiratos Árabes Unidos. Además de ello hay otros 34 Estados que buscan la cooperación con los BRICS, entre ellas algunas de las naciones que integraron la Comunidad de Estados Independientes (antiguas repúblicas de la Unión Soviética), países de África, América del Sur y el Sudeste Asiático.
Este organismo representa el 45 por ciento de la población mundial (3.500 millones de personas) y su participación en el Producto Interior Bruto (PIB) mundial es del 37,3%.
A pesar de esta unión, que es comercial, cada país negocia particularmente con los países occidentales desarrollados, pero además no se alinean, entre sí, militarmente.
Otro aspecto importante es en cuanto a la necesidad de una moneda común para realizar las transacciones monetarias. Si bien Moscú parece querer una divisa única, China, de hecho, está impulsando el yen, que tiene mayor fortaleza incluso ante el dólar. De esa manera, además, los países miembros pueden escapar de la dependencia de la moneda estadounidense y también evitar las sanciones económicas, como las que hoy en día sufre Rusia.
El presidente electo de Estados Unidos, por su parte, ha asegurado que aplicará nuevos aranceles comerciales a China, del 10%, basándose en “las enormes cantidades de drogas, en particular fentanilo”, pues supuestamente sus componentes llegan a Estados Unidos desde ese país, pero que es extensivo a todos los productos que ingresen al país del norte.
¿Uruguay dentro de las BRICS?
Es claro, por cierto, que nuestro país tendría que integrar, de alguna forma, esta organización, sobre todo ahora que el Frente Amplio vuelve al gobierno, ya que de esa manera se pueden ampliar acuerdos comerciales con otras regiones, en una política exterior abierta que además del fortalecimiento del Mercosur, pueda incluir relacionarse con el Acuerdo de Asociación Transpacífico, integrado por 12 países (Australia, Brunei, Canadá, Chile, Estados Unidos, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam).
La necesidad que tiene nuestro país de crecer a un ritmo mayor que el de la última década, que ha sido, en promedio, de un 1% anual, para que se pueda distribuir mejor sobre todo en los quintiles más bajos y atender los problemas emergentes de la pobreza infantil y un aumento necesario en las jubilaciones y pensiones más sumergidas, puede verse cumplida, en parte, al integrarse a esa opción de comercio.
Se nos abrirían algunos destinos para nuestros productos y mejoraría, entonces, nuestra balanza comercial.
No podemos depender exclusivamente de un acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, aunque esto sería beneficioso. Si bien se pueden llegar a establecer algunos convenios puntuales, la reacción contraria del agro francés, en particular, no estaría avalando un pacto comercial con la Unión Europea.
No podemos depender del aumento de los comodities ni de circunstancias coyunturales para distribuir la riqueza que se genera. Sólo podemos depender de nosotros mismos y de nuestra habilidad en tejer acuerdos con la mayor cantidad de países en el concierto mundial de las naciones.
Por Sergio Schvarz
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