Nunca he estado más temeroso del futuro de mi nación

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 / Este es el título de una reciente columna en el The New York Times (18/4/2025) por Thomas L. Friedman un destacado periodista estadounidense, que califica al gobierno de Trump como una farsa cruel.

Tantas cosas locas suceden cada día en la administración Trump – advierte –  que algunas verdaderamente extrañas pero increíblemente elocuentes se pierden en el ruidaje cotidiano. Se refiere a un caso acontecido el 8 de abril pasado cuando, en medio del furor de la guerra comercial desatada por el magnate, el presidente decidió que era el momento adecuado para emitir una orden ejecutiva para reactivar la minería del carbón.

Estamos trayendo de vuelta a una industria que había sido abandonada dijo Trump, rodeado de mineros con sus cascos y lámparas que representaban a los miembros de una fuerza de trabajo que se ha reducido de 70.000 a 40.000 en la última década. Entre las sandeces que suele decir el presidente estadounidense señaló que estos mineros, aunque se les ofreciese un penthouse en la Quinta Avenida de Nueva York y un trabajo diferente, no serían felices porque lo que quieren es extraer carbón, eso es lo que aman hacer.

El periodista sostiene que si bien es loable que Trump honre a los hombres y mujeres que trabajan con sus manos, es lamentable que limite el elogio a los mineros del carbón mientras está tratando de reducir a cero el desarrollo de empleos en tecnologías limpias. En el 2023 la industria de energía eólica empleaba a 130.000

trabajadores mientras que la industria de energía solar daba trabajo a 280.000. Trump está atrapado en una ideología de derecha que no reconoce a los trabajos buenos para el medio ambiente como verdaderos empleos. ¿Cómo nos hará más fuertes semejante paradoja?

La segunda administración de Trump es una farsa cruel porque no se postuló para un segundo periodo porque tuviera planes como para transformar a los Estados Unidos para el siglo XXI. Se postuló para no ir preso y para vengarse de quienes con evidencia reales trataron de que rindiera cuentas en los tribunales. Dudo que haya dedicado ni cinco minutos a estudiar la fuerza de trabajo del futuro dice Friedman.

Volvió a la Casa Blanca con la cabeza llena de ideas de la década de 1970. Lanzó una guerra comercial sin aliados y sin planificación, razón por la cual debe modificar sus tarifas todos los días sin comprender que la economía global es un complejo ecosistema. Además ha dejado esa guerra a cargo de un secretario de comercio que cree que millones de estadounidenses están deseando reemplazar a los trabajadores chinos “atornillando pequeños tornillos para hacer Iphones”.

Trump está desencadenando una severa pérdida de confianza global en los Estados Unidos. El mundo está viendo al país exactamente como en lo que se ha convertido: un Estado sinvergüenza dirigido por un hombre fuerte impulsivo y desconectado del sistema legal y los principios y valores constitucionales.

Friedman señala que esta pérdida de confianza se manifiesta en el debilitamiento mundial del dólar y de los bonos del tesoro. Además – dice – “nuestros aliados pierden la fe en nuestras instituciones”. La tercera cuestión es que la gente de otros países y sus hijos piensan que tal vez no sea buena idea estudiar en los Estados Unidos porque no saben cuando podrían ser sus arbitrariamente arrestados o los miembros de sus familias deportados a prisiones salvadoreñas.

Considerando todas esas cosas, concluye Friedman: la habilidad de los EUA para atraer a los inmigrantes más enérgicos y emprendedores, que nos permitieron ser el centro mundial de la innovación; nuestra capacidad para atraer una cantidad desproporcionada del ahorro mundial, lo que nos permitió vivir por encima de nuestras posibilidades por décadas; y nuestra reputación de atenernos a las leyes; en cierto tiempo terminaremos con un país que será menos próspero, menos respetado y crecientemente aislado.

A las voces de periodistas consagrados, como Thomas L Friedman y Nicholas Kristof (tres Premios Pultizer el primero y dos el segundo) se unen desde luego otros agudos analistas internacionales. Es el caso del politólogo y profesor emérito de la Universitat Autónoma de Barcelona, Josep Maria Vallès, que tituló sugestivamente su columna en El País (21/4/2025) “¿Puede aún Estados Unidos evitar la quema de libros?”.

Vallès se pregunta si los sucesos del 10 de mayo de 1933, frente a la Universidad de Berlín, podrán evitarse en los Estados Unidos dado que, aunque a Trump y su entorno no le llaman la atención los libros, no sería descartable una quema virtual mediante el control de la redes sociales, la coacción sobre los medios independientes, la asfixia económica de la investigación y las amenazas a la autonomía de Harvard y otras universidades.

Los indicios de fascistización interior superan incluso a las intervenciones inquietantes de Trump a nivel internacional. Por ejemplo, la selección de los miembros del gobierno, su acometida contra las agencias y el personal de la administración federal, la depuración de la cúpula del Departamento de Justicia, los nombramientos sectarios para dirigir el FBI, los indultos a asaltantes del Capitolio, la sustitución de altos mandos militares, el recorte de fondos a la investigación médica y universitaria, las represalias contra estudios de abogados que defienden a quienes Trump considera hostiles, los ataques a los medios de comunicación y a periodistas, el desdén hacia las resoluciones judiciales sobre deportaciones.

Todas esas medidas tomadas al margen del Parlamento configuran una especie de “autogolpe” que se completa con sus alusiones a un tercer mandato presidencial. Vallès advierte que para que las instituciones estadounidenses cumplan con su papel de garantía, es necesario que se sientan respaldadas por una sociedad suficientemente imbuida de valores y  actitudes democráticas, a escala local y nacional.

Sin embargo, se ha venido detectando la corrosión de dichos valores. Filósofos como Hilary Putnam (1927-2016) y sociólogos como Richard Sennett (N. 1943), aún desde el pragmatismo y sus cercanías, alertaron hace tiempo sobre el cambio de hábitos y relaciones sociales que acompaña la evolución del capitalismo estadounidense. Recientemente, politólogos como Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, advierten sobre los riesgos que corre la democracia estadounidense.

Todo el contexto está ahora siendo puesto a prueba y se verá si puede superar la acción destructiva de Trump.

 

 

 

 

 

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