Las anécdotas siempre las guardo con cuidado y cariño. Conforman mi biblioteca de vivencias, experiencias, sucesos divertidos y trágicos. Sobre todo las anécdotas de otros conforman para mí una galería de recuerdos que siempre me sirven de referencia.
Ahora mismo recuerdo un relato que me hiciera Rosario Pietrarroia. Trabajador metalúrgico, dirigente sindical y miembro de la dirección del PCU, durante un largo periodo.
Sucedió en los años cuarenta, bajo la presidencia de Juan José de Amézaga (1943 – 1947) El contexto de la época era “intenso” un mundo en guerra mundial, Uruguay saliendo de su primer quiebre institucional del siglo XX, un país que fruto de producir alimentos tenía una economía floreciente.
Por aquellos días no faltaban los conflictos y los sindicatos aún no tenían una central única que los cobijara, ni siquiera los gremios estaban unidos. En ese caso estaban los metalúrgicos. Pietrarroia encabezaba uno de los tres sindicatos que los agremiaban.
Me contaba Rosario, que se desata un fuerte conflicto con las patronales metalúrgicas, que también sabían de organización para defender sus intereses. El conflicto estaba espeso y las patronales presionaban al presidente para que tomara medidas. El presidente Amezaga, llamó a Pietrarroia para decirle,” tráigame manifestaciones al palacio, presióneme públicamente, a mí las patronales me llaman por teléfono, también me presionan. Hay que equilibrar la balanza.
Me acordé de la anécdota porque en estos días escuché y leí muchas opiniones y declaraciones de compañeros de izquierda escandalizados por las medidas del PIT – CNT y del paro “contra el gobierno” que aparentemente le realizaron.
Creo que el gobierno del Frente Amplio si bien ha logrado cosas inimaginables en concreto para beneficio de sectores populares, no estuvo nunca en su programa cambiar las relaciones de producción predominantes, quizás sí y con algunos logros, un reparto “distinto” que mitigue las feroces inequidades existentes. Por otra parte, en su nacimiento y en la construcción del programa de acuerdo que unió a los sectores y partidos de izquierda para generar esta alternativa lo rodeaba otro mundo otro contexto internacional.
Otras circunstancias, otras relaciones de poder, con otros escenarios son los que vivimos, por tanto no se puede ni simplificar, ni esquematizar tanta complejidad.
Aquí voy a las definiciones de adjetivo y sustantivo que fui a buscar. Me parece que hoy los escenarios políticos los describimos y valoramos por “complementos”, explicamos los cuadros políticos por características, por semejanzas que acercan o simplifican los hechos, pero esto hace que las descripciones sean más genéricas, vagas y además nos habilitan a alejarnos más del centro de una definición. Creo que a las situaciones las adjetivamos más que las definimos.
Las describimos por complementos más que con sustantivos que nos acerquen en precisión.
Muchos frenteamplistas condicionan la presencia de Joselo López como referente a la autoridad que tiene o no el movimiento sindical, otros ven un limitante para la valoración de los sindicatos la conducta de la dirigencia de los sindicatos de la Enseñanza, que logra respaldos que no tiene gracias a la torpeza del gobierno declarando esencialidades innecesarias.
Sin embargo creo que son particularidades de un proceso que en su generalidad sigue distinguiendo por un movimiento obrero aún unido. Eso lo hace poderoso y un actor visible y necesario para definir rumbos o políticas públicas.
No hay gobierno ascético, equidistante, de todo y de todos, necesita respaldos para poder gobernar y esos respaldos se producen por cercanía o por la fuerza.
Por tanto, que los sectores sociales y políticos presionen por sus reivindicaciones y derechos es absolutamente legítimo y necesario.
Que los que somos de izquierda no sobreestimemos el nivel de nuestra fuerza también es indispensable, ya que para predominar en el rumbo hay que tener uno y fuerza para imponerlo. No parece ser este cuadro un momento histórico donde una hegemonía popular aparezca como dominante.
El sistema de mercado, capitalista o como quiera llamársele predomina claramente en la construcción del pensamiento colectivo. La gente pelea por sus derechos, por obtener lo que no tiene o por mantener lo que ya consiguió y no perderlo.
No tenemos un pensamiento colectivo y social dominante, el bien común, lo solidario se emparenta con el socialismo derrotado de la URSS y el campo socialista. Por tanto caricaturizado, empobrecido y marginado de la discusión.
Pensar con inteligencia y grandeza, definiendo más con sustantivos que con adjetivos nos acercará a reflexiones más acabadas. Creo que pensar en términos de Twitter, Wattsapp y /o Facebook, nos limita las posibilidades de contextualizar los fenómenos más generales entenderlos y definirlos.
La vida no es como me gustaría que fuera, es como es, con buenos y malos, con complejidades que si no las profundizamos en su análisis, haremos pésimas síntesis.
Un ejemplo de algún suceso que lo definimos más por estado de ánimo, que por realidad objetiva. Finalizada la contienda electoral interna del FA, varios dirigentes expresaron alivio, alegría y algún adjetivo más que se me ocurre por el resultado primario. Más de noventa mil votos.
Creo que un análisis serio deberá incluir desde los antecedentes anteriores, más de doscientos mil, ciento setenta mil votos etc., hasta los cuadros de hoy donde en el mundo pocos partidos realizan elecciones internas de este tipo y obtienen estos niveles de participación.
Pero como parte de los datos de la realidad yo apuntaría algunos elementos solo para analizar.
La primera que se me ocurre es que nuestros dirigentes no tenían la más mínima idea de que iba a pasar., o peor esperaban una catástrofe. ¿Que entiendo por catástrofe? Que no hubieran ido a votar ni siquiera sesenta mil frenteamplistas, que fueron los votos que le dieron a Mònica Xavier la presidencia anterior. Por mi parte solo como reflexión incomprobable me animo a decir que muchísima gente mayor, salvó la elección. Vale decir la reserva frentista, esa que nos construyó y nos dio identidad entendió la gravedad de una votación horrible y desafió al frio y a las pésimas propuestas generando el mejor y más saludable hecho político. En un invierno crudo una fuerza política fue capaz de mover a casi cien mil personas. A pesar de sus dirigencias, que me perdonen los dirigentes y candidatos.
Creo que estamos en casi una cruz de caminos, mirando sólo el escenario nacional, creo los procesos sectoriales de la izquierda habrá que mirarlos con atención. No como barras bravas que de acuerdo a nuestras preferencias, diremos bravo o buuuu, sino según los desenlaces.
Me parece evidente que el MPP, está sufriendo un desgaste y contrastes electorales que reflejan el paso del tiempo, (la biología indefectiblemente hace lo suyo) y aún por encima de eso, las decisiones políticas también determinan apoyos o no. Me parece que esta fuerza política, esa que supo reconvertirse tan bien y pesar tanto en el FA, deberá mirarse a sí misma para sacar conclusiones inteligentes. También en sus votos se podrá leer, sigue siendo la fuerza mayoritaria o avanza en su retroceso, creo que hay un poco de cada cosa.
El PCU, creo que se anotó algunos logros. En este cuadro limitado que ofrece el FA, me parece que haberse despegado del MPP, el que hayan vuelto a su sistema de alianzas y cercanías algunos históricos que le han dado más vinculación y han roto cierto aislamiento.
Por otro lado el que acudieran a experiencias históricas donde desde el parlamento se hacía política a la sociedad. Me parece que la visibilidad de O. Andrade como parlamentario –obrero dio prestigio a este sector. Sin saber demasiado me atrevería a decir que debe haber conexión entre el triunfo de Conde en Salto y el conflicto en los naranjales donde el diputado tuviera activa participación. Ni hablar que sería miope no emparentar la reciente elección del SUNCA y su resultado, con la votación del sector del “Boca”.
El PS, creo que procesó su fuerte contienda interna, lo desgastó, le cobró electoralmente pero me parece que aún así terminó este proceso unido lo que no es poco para una fuerza histórica de la izquierda.
También me parece que Asamblea Uruguay avanzó en su retroceso. Creo que va a ser uno de los sectores que más pagará por su desgaste. Sin dudas Astori tendrá un lugar destacadísimo en la historia de nuestros gobiernos pero creo que el paso del tiempo es indefectiblemente laudatorio, son nuevos tiempos, hay nuevos emergentes y su rol debe menguar.
No pretendo con esto abarcar ni siquiera el todo de lo que dejó esta elección, el texto ya es demasiado largo, creo que mucho más habrá que apuntar para establecer síntesis pero me parecen datos de la realidad. Aclaro que no pretendo ser analista ascético e imparcial, participé en este proceso como uno más pero desde el colectivo Casa Grande que lidera Constanza Moreira.
Por Walter Martinez
Columnista uruguayo
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