En la soleada tarde del martes 12 de septiembre, la Cabaña Las Anitas se llevó el máximo lauro de la raza Hereford con el Gran Campeón macho en el ruedo de la Expo Prado 2017 mientras se escuchaba el bullicio de los goles en el vecino estadio Saroldi -donde River Plate derrotaba 2-1 a Nacional y le hacía perder el liderazgo de la tabla anual de posiciones- y, al mismo tiempo, se oía otra resonancia de menores decibeles, la causada por el malestar argentino ante una exhibición en el stand británico. Allí se veía un mapa de las Islas Malvinas con la leyenda “Falkland Islands Government”, avalando el autogobierno de un territorio en litigio y desconociendo resoluciones de la ONU.
No era la primera vez que esto ocurría en la Exposición Internacional de Ganadería y Muestra Internacional Agro Industrial y Comercial que cada año organiza la Asociación Rural del Uruguay (ARU) en el predio del Prado montevideano. Algo similar ocurrió en 2015, cuando en Buenos Aires gobernaba Cristina Kirchner, y la protesta argentina hizo que la Embajada británica en Uruguay retirara el cartel de las “Falkland”. También pasó en 2016 y por tercera vez en este año, durante la 112ª exposición. Ahora, la Embajada del país vecino manifestó que “espera contar con la colaboración y comprensión del gobierno uruguayo y las autoridades de la Feria, a fin de que esta situación no se repita en futuras ediciones del Evento».
El conflicto de las Malvinas no le es ajeno al Uruguay, donde algunas miradas no son coincidentes con las del gobierno frenteamplista y conviven desde la permisividad de la ARU en su exposición hasta el alineamiento de dirigentes partidarios con los intereses británicos.
En febrero de 2016, el gobierno uruguayo reiteró su respaldo “a los legítimos derechos de la República Argentina en la disputa de soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur”, como una respuesta a declaraciones del ex presidente Luis Alberto Lacalle, quien visitó las Malvinas invitado por los británicos, acompañado de su correligionario del Partido Blanco, el diputado Jaime Trobo, y afirmó que la voz de los kelpers “debe ser oída”, en consonancia con la posición de Londres.
Trobo como cabecera de playa
Tres años antes, el viernes 8 de febrero de 2013, la corresponsalía en Montevideo de la agencia española EFE había entrevistado al diputado Jaime Trobo, quien afirmó que viajaría a las islas Malvinas el 10 y 11 de marzo de aquel año “para dar crédito a la legitimidad de los resultados” del “referéndum” que se realizaría en esos días en el archipiélago.
Desconociendo expresas resoluciones de las Naciones Unidas, Londres convocó a ese “referéndum” para consultar a los habitantes de las islas si deseaban mantener la actual relación que los vincula con el Reino Unido como Territorio de Ultramar.
Gobierno en toda su política exterior. No comprometemos tampoco al Estado uruguayo ni su posición sobre la soberanía. El tema es que este es un proceso que tenemos que conocer». Según el legislador blanco, otros colegas suyos, integrantes de la derecha, acudirían a las Malvinas como “observadores” invitados por una ONG que no identificó, aunque detrás de toda la operación estaba la embajada británica en Montevideo. Aseguró que habría legisladores de todo el continente, pero no proporcionó los nombres de ninguno de ellos.
En realidad, el diputado Trobo fue la cabecera de playa de una operación de prensa para que al día siguiente el diario Clarín de Buenos Aires tomara sus declaraciones y dijera que el tema Malvinas “dividió” a la política uruguaya, mientras que La Nación dio por hecho que “Diputados de Uruguay serán observadores del referéndum en Malvinas”.
Cómo era de esperarse, en aquel referéndum de los días 10 y 11 de marzo de 2013, para que los isleños dijeran si querían seguir perteneciendo a Gran Bretaña se registró un amplio triunfo del “Si”. Autoridades británicas informaron a la prensa en la capital del Reino Unido que el 92% de los 1.672 habitantes de las islas habilitados para votar tomó parte en la consulta y que el 99,8 por ciento se manifestó a favor de continuar bajo dominio británico.
Trobo no hizo otra cosa que sostener una argumentación coincidente con la posición y los intereses del Reino Unido y contraria a resoluciones expresas de las Naciones Unidas. El Comité de Descolonización de la ONU dictaminó en el año 1965 que en las Malvinas hay una situación colonial que se debe resolver por medio de negociaciones entre la Argentina y el Reino Unido, y estableció que esa islas no pueden ser descolonizadas atendiendo el principio de autodeterminación, ya que su población fue implantada por el colonizador desplazando a los autóctonos y porque se debe respetar un interés superior como es la unidad territorial.
Un año después, con la invitación de la Embajada británica, el viernes 7 de febrero de 2014 viajó a las Malvinas una delegación de parlamentarios uruguayos integrada por los opositores Fitzgerald Cantero (Partido Colorado), Jaime Trobo y Daniel Mañana (Partido Blanco) y Daniel Radío (Partido Independiente). El viaje tuvo el objetivo de que los legisladores se reunieran con políticos y empresarios kelpers para “conocer de primera mano la realidad de las Islas”. El diputado Jorge Pozzi, del Frente Amplio, integrante del Nuevo Espacio –que originalmente era uno de los viajeros-, finalmente desistió de embarcarse, según se explicó, para “no entorpecer el restablecimiento del diálogo con Argentina”.
El gobierno uruguayo, al igual que los de los otros países del continente, había rechazado la política colonial en América y respaldado claramente la posición del gobierno argentino.
La vía diplomática y el respaldo de la ONU
El reclamo argentino -que retornó a la vía diplomática después de la desastrosa aventura de Galtieri- fue respaldado por la Organización de las Naciones Unidas y todos los países del continente. A fines de 2011 y comienzos de 2012, UNASUR y todos los organismos regionales hicieron explícito ese apoyo. Entre otras medidas concretas, no se permitiría el ingreso a ningún puerto de América latina de barcos con la bandera de las Malvinas.
1964: Illia, la ONU y el no a la “autodeterminación”
La historia de esta lucha no había comenzado recién. Después de muchas décadas de reclamos y gestiones ante organismos internacionales, el gobierno radical de Arturo Illia (1963-1966) logró un importante éxito diplomático cuando en un “Comité Especial de los Veinticuatro” creado en 1964 por la ONU para debatir el tema Malvinas, logró hacer valer la posición argentina de que la “autodeterminación” de los kelpers estaba supeditada a principios de mayor jerarquía como es la unidad territorial.
En las conclusiones del Subcomité III (de ese “Comité Especial”) se estableció que se debía invitar a Londres y Buenos Aires a iniciar negociaciones que deberían tener en cuenta “los intereses” pero no los deseos de los habitanes de las islas.
El Comité Especial también aprobó entonces una resolución accesoria –propuesta por Siria- para que la palabra «Malvinas» apareciera junto con la de «Falkland» en todos los documentos oficiales del organismo. Eso fue aprobado por 19 votos a favor, uno en contra (del Reino Unido) y dos abstenciones.
1965: La decisiva resolución 2065
Pero el mayor éxito logrado por la diplomacia de Illia fue el 16 de diciembre de 1965 cuando la Asamblea General de la ONU aprobó por 94 votos a favor, ninguno en contra y 14 abstenciones, la resolución 2065, basada en el informe de la IV Comisión del “Comité Especial”, que invitaba a ambos gobiernos a mantener negociaciones sobre la soberanía de las islas siguiendo los puntos establecidos por el Comité Especial. Lo más importante fue que se aclaró expresamente que las Malvinas no podían ser descolonizadas atendiendo el principio de autodeterminación de los kelpers, y que pidió a ambas partes que informaran al Comité Especial de los Veinticuatro y a la Asamblea General del progreso en las conversaciones.
1973: La ONU insiste y pide a Gran Bretaña que cumpla la resolución
Gran Bretaña siempre fue reacia a sentarse a dialogar como le reclamó la organización mundial. En 1973, la ONU aceptó la queja argentina porque en una década había sido nulo el avance de las negociaciones debido a la ausencia británica y el 14 de diciembre de ese año la Asamblea General dictó la resolución 3160 (116 votos a favor, ninguno en contra, 14 abstenciones) que manifestó su preocupación por la falta de progreso en las tratativas e instó a las partes a proseguirlas de acuerdo a lo previsto en la resolución 2065.
1974: Londres admite la “soberanía compartida”
El esfuerzo y la perseverancia argentinas lograron que en 1974 el gobierno de Harold Wilson decidiera restablecer conversaciones sobre la soberanía, introduciendo la posibilidad de que Londres aceptara una eventual soberanía compartida. “El objetivo del Gobierno de Su Majestad al entrar en negociaciones sobre la base del condominio será resolver la disputa de la soberanía a través de la aceptación de la co-soberanía argentina sobre las Islas y que el producto final pueda ser un tratado que solucione la disputa anglo-argentina creando una atmósfera favorable en la cual los isleños puedan desarrollarse acorde a sus intereses”, explicó un documento británico.
1982: La aventura de galtieri volvió todo a fojas cero
Esta posibilidad de soberanía compartida –que incluso incluiría la posibilidad de izar juntos Ios pabellones argentino y británico- avanzaba lentamente, pero la desastrosa aventura militar emprendida por el general Leopoldo Galtieri en 1982, con el desembarco en las islas el 2 de abril y la rendición incondicional de los militares 73 días después, tiró por la borda y retrasó en medio siglo todos los esfuerzos y avances logrados por sucesivos gobiernos argentinos para recuperar la soberanía y colocó a la Argentina en posición de “país beligerante” en el status diplomático.
La guerra tuvo el trágico resultado conocido con las lamentables muertes de 649 argentinos, 255 británicos y 3 kelpers isleños.
Desde entonces todo tuvo que empezar a hacerse de nuevo porque, la torpeza de creer que un país subdesarrollado podría vencer a la OTAN tan sólo usando sus fuerzas armadas, volvió casi un siglo atrás la historia y tiró por la borda los avances en el campo diplomático.
2010 y 2011: La ONU respalda pedido argentino
Con los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner se dio un nuevo impulso al reclamo de soberanía argentina en las islas del Atlántico Sur. El 25 de febrero de 2010 –un día después de reunirse con el canciller argentino Héctor Timerman-, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pidió al Comité por la Descolonización que busque «soluciones creativas» para los 16 territorios cuya soberanía está en disputa, incluidas las islas Malvinas. Además de las Malvinas, entre los territorios englobados figuraban otros dos enclaves británicos: las islas Vírgenes y Caimán (dos guaridas fiscales en el Caribe).
El 21 de junio de 2011, el Comité de Descolonización de Naciones Unidas instó al Reino Unido y la Argentina a dialogar sobre la soberanía de las Islas Malvinas. Por esos días, el primer ministro británico David Cameron había adelantado su rechazo a cualquier negociación. Londres endurecía su posición mientras en el campo diplomático la balanza se inclinaba hacia la Argentina.
2016: Macri
El 21 de enero de 2016, el presidente Mauricio Macri se reunió con el primer ministro británico David Cameron, cuando se encontraron en la cumbre de Davos, a la que ambos asistieron. Cameron dejó claro que no negociaría sobre Malvinas aunque Macri salió del encuentro bilateral con una sonrisa y comentó: “Fue muy lindo”. Los dos jefes de Estado se propusieron avanzar en temas comerciales y económicos. Los kelpers festejaron y los ingleses saludaron la novedad. Desde el kirchnerismo cuestionaron que Macri no le reclamó a Cameron por los soldados enterrados en el cementerio de Darwin ni por la explotación pesquera y petrolera. Macri, sin embargo, aclaró que quería continuar el diálogo con los británicos “sobre todos los temas que están pendientes, incluido Malvinas, con nuestras diferencias, y nosotros manteniendo nuestros reclamos, pero dialoguemos”.
Anteriormente, en 1997 cuando era mandatario porteño, Macri fue consultado sobre el reclamo argentino por las Islas Malvinas y su respuesta sorprendió a propios y extraños. En una entrevista con el diario Página 12, Macri minimizó el reclamo y afirmó: «Nunca entendí los temas de soberanía en un país tan grande como el nuestro. Nosotros no tenemos un problema de espacio como tienen los israelíes«. Fiel a su estilo de reducir gastos, el empresario señaló que «al Tesoro de Inglaterra le cuesta bastante plata por año mantener las Malvinas» por lo que, de recuperarlas, «las Malvinas serían un déficit adicional para el país».
Por William Puente
Periodista
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