En las elecciones bolivianas –que están en curso mientras redactamos estas líneas- auguramos el triunfo de Evo Morales-Álvaro García Linera, por la doble razón de que superarán el cincuenta por ciento de los votos y además alcanzarán más de veinte por ciento de ventaja sobre su más cercano seguidor, que será sin duda el gran empresario cementero Samuel Doria Medina. En los últimos días se han realizado grandes manifestaciones, incluso en Santa Cruz y existe la posibilidad de ganar también en ese departamento, que ha sido un bastión de la oposición y centro de maniobras secesionistas. El triunfo que descontamos se basa primordialmente en las grandes realizaciones del gobierno de Evo Morales en los últimos nueve años, que han cambiado la faz del país del altiplano para bien de las grandes mayorías de sus habitantes.
Tuvimos ocasión de poner al día nuestros conocimientos en la materia en el reciente XX Encuentro del Foro de Sâo Paulo (FSP), efectuado en La Paz a fines de agosto. En la reunión internacional y en su entorno, el presidente Evo Morales sintetizó los logros de los sucesivos gobiernos que encabezó, en el cuadro de los gobiernos progresistas y de izquierda de América Latina amanecidos desde el inicio del nuevo siglo y milenio. Como se sabe, al frente del Movimiento al Socialismo (MAS), Evo Morales ganó la presidencia para el período 2005-2010 con 54% de los votos, fue ratificado en el cargo en 2008 mediante el plebiscito revocatorio (que resultó confirmatorio) con el 67% de apoyo popular, y luego de la aplicación de este instrumento sin par de la democracia boliviana fue reelecto para un segundo mandato hasta 2014 con el 64% de los votos. Ahora desempeñará la presidencia hasta el año 2020.
Unos días antes del mencionado encuentro del FSP, ante la Asamblea Legislativa Plurinacional (el parlamento único que reemplazó al sistema bicameral anterior) Evo Morales resumió los avances registrados en los siguientes términos: “En lo político, la refundación a través de la Asamblea Constituyente; en lo económico, la nacionalización de los hidrocarburos; en lo social, la redistribución de la riqueza para bien de todas y todos”.
El resumen de los logros es impresionante. Los índices respectivos refieren al crecimiento económico (6,8% en 2013), la mayor renta petrolera para el Estado, mayor inversión extranjera directa, empleo y salario dignos, caída del desempleo, crecimiento de las reservas internacionales, disminución de la pobreza extrema (cero pobreza extrema en 2025 es el objetivo) y de la desigualdad, créditos y ahorros en bolivianos, bono Juancito Pintos para los niños, aumento de los depósitos del público al sistema financiero, lucha contra el narcotráfico, desarrollo energético potente, elevación de la industria alimenticia, integración vial de oriente a occidente y de sur a norte, integración ferroviaria y fluvial, construcción de los mayores puentes del país, aeropuertos internacionales en los 9 departamentos, industrialización de recursos naturales, industria del medicamento, reducción de la edad de jubilación para trabajadores de industrias insalubres, aguinaldo para las personas de mayor edad. La renta petrolera alcanzaba en 2005 a 600 millones de dólares y en 2013 se elevó a 5.459 millones de dólares. El presidente afirmó que “esa es la lucha del pueblo boliviano y la conciencia del pueblo boliviano”, y esto reviste una importancia fundamental, como veremos luego.
Se agregan nuevas realizaciones, en un proceso sin pausas. A fines de 2013, el primer satélite de telecomunicaciones boliviano, denominado Túpac Katari, fue instalado por el lanzador satelital chino. El 8 de setiembre el presidente anunció la reactivación del proyecto siderúrgico de Mutún, una de las mayores reservas de hierro del planeta, que había quedado paralizada desde 2011. El Mutún tiene una reserva de 40.000 millones de toneladas de hierro, 10.000 millones de toneladas de manganeso, está cercano a la frontera sudoriental con Brasil y colinda con el macizo brasileño de Uncun, otro enorme yacimiento de hierro actualmente en operación. Evo declaró que “tenemos planificada la industrialización, avanzar con la construcción de una planta llave en mano y en 2020 no seguir exportando materia prima sino más bien exportar para la construcción”, existiendo al respecto propuestas de Rusia y de China y también de empresas nacionales.
Otro aspecto se refiere a las exportaciones de energía eléctrica boliviana, “que parecen hoy muy cercanas –dice un cable- tras el anuncio de que una delegación argentina negociará en breve la compra de 100 megavatios”. Bolivia se convertirá así en centro energético de la región. Argentina es su segundo socio comercial por la compra de 20 millones de metros cúbicos de gas natural por día, al tiempo que Brasil adquiere 33 millones diarios. Asimismo, Bolivia trabaja en la construcción de modernas usinas termoeléctricas con el objetivo de producir en 2025 más de 6 mil megavatios de electricidad, el doble de la demanda interna prevista para esa fecha.
Bolivia celebró a principios de setiembre el Día Internacional de la Alfabetización con 3,5% de iletrados, la tasa más baja alcanzada en el país y que corresponde a mayores de 65 años residentes en zonas intrincadas. El viceministro de Educación Noel Aguirre recordó que con la cooperación de Cuba se implementó en 2006 el programa “Yo sí puedo” para enseñar a leer y escribir, proyecto culminado a fines de 2008 con la declaración de Bolivia como territorio libre de analfabetismo.
Volviendo al ya mencionado XX Encuentro del Foro de Sâo Paulo, éste transcurrió bajo el lema: “Derrotar la pobreza y la contraofensiva imperialista, conquistar el Vivir Bien, el desarrollo y la integración de Nuestra América”. El canciller David Choquehuanca se encargó de expresar la visión típicamente boliviana de este este anhelo general y su contenido esencial, resumido en esta frase: “El Vivir Bien plantea un socialismo por la vida, para trabajar por garantizar la vida de los seres humanos y de la Madre Tierra”. En sus intervenciones, el canciller recordó la historia de la colonización de nuestro continente, 500 años atrás, dijo que “no sólo han descuartizado a nuestro líder Túpac Katari, sino nuestro continente han descuartizado” y que “tenemos que volver a trabajar por la unidad, para volver nuevamente al camino del equilibrio, de la complementariedad, del consenso, con identidad propia” fortaleciendo los espacios de integración y valorando la creación de la UNASUR y de la CELAC. Expresó asimismo que “en el Vivir Bien trabajamos por la profundización de la democracia” y que en las Naciones Unidas el presidente Evo Morales planteó los derechos de la Madre Tierra. Por su iniciativa se declaró el 22 de abril como Día de la Madre Tierra, a la vez que promovió los derechos de los pueblos indígenas, lo que se concretó en la declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas por parte de la ONU. Un hecho interesante en este aspecto, que se vincula también con el papel de las mujeres y su participación en todos los ámbitos de la vida política y social, es que una mujer, referente de la Confederación de Mujeres Bartolina Sisa, acaba de ser designada embajadora del Estado Plurinacional de Bolivia en Ecuador. Su nombre es Ruzena Santamaría, y es la primera mujer indígena designada en ese cargo.
El conjunto de los logros alcanzados por los gobiernos progresistas y de izquierda de América Latina en el último período, que se reflejan en los encuentros del Foro de Sâo Paulo, fueron resumidos por el vicepresidente boliviano Álvaro García Linera en una conferencia magistral pronunciada en la inauguración del XX Encuentro del FSP. Allí se refirió la democracia como método revolucionario; a las victorias alcanzadas como fruto de procesos de movilización en el ámbito cultural e ideológico, y también en el ámbito social y organizativo; a la construcción de un nuevo cuerpo de ideas y al desarrollo de varias ideas- fuerza; a un renovado internacionalismo y a la expectativa de una integración continental plena. Agrega otro elemento que me interesa destacar particularmente, porque ha sido cuestionado desde varios ángulos: afirma García Linera que un logro fundamental de estos años consiste en que se ha ido desmontando el andamiaje del neoliberalismo.
La nacionalización de los hidrocarburos, realizada por el gobierno de Evo Morales en 2006, es particularmente ilustrativa en este sentido. Señalan los analistas que “la nacionalización de los hidrocarburos entregó valiosos recursos al Estado y le permitieron mejorar la distribución del ingreso en beneficio de los sectores populares”. Esto se vincula directamente con la elección de ayer, ya que dos candidatos opositores: Samuel Doria Medina y Jorge “Tuto” Quiroga tuvieron una participación protagónica en la implementación de las políticas de privatización del patrimonio nacional boliviano, constituido por empresas públicas y recursos naturales. El primero fue ministro de Planeamiento y Coordinación del gobierno de Jaime Paz Zamora, de 1989 a 1993, el segundo fue vicepresidente del golpista Hugo Bánzer, de 1997 a 2001, y luego presidente en el año 2002. Un valioso documento que nos hace llegar desde Bolivia la Escuela Nacional de Formación Política, titulado “Privatización: fórmula neoliberal de saqueo de Bolivia”, señala que “las políticas de privatización fueron uno de los pilares del modelo neoliberal en Bolivia”. Y lo demuestra de manera exhaustiva, en una recopilación documental minuciosa, que arranca en el cuarto gobierno de Víctor Paz Estenssoro, el cual en 1985 adopta medidas destinadas a sacar el aparato productivo del control estatal, siguiendo directivas del Banco Mundial y del FMI, en el marco del Consenso de Washington; continúa en el gobierno de Paz Zamora, que en 1991 autoriza la transferencia de 60 empresas públicas, lo que es reforzado por la Ley de Privatización de 1992; en una onda similar se prosigue bajo los gobiernos de Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997) y de Hugo Banzer (1997-2000), con el propósito de vender o liquidar todas las empresas estatales.
A esta altura se produce la guerra del agua en Cochabamba, con intensas movilizaciones populares que generan un punto de inflexión y logran expulsar a la empresa trasnacional del agua. Pero luego el proceso prosigue, de manera que empresas estratégicas nacionales bolivianas, como YPFB, COMIBOL, ENTEL, ENDE, ENFE, LAB y otras, así como empresas medianas y pequeñas que operaban a nivel departamental y municipal, pasaron a propiedad privada en toda la cadena productiva. El estudio incluye a continuación este párrafo esencial: “Un caso paradigmático lo constituyó el sector de los hidrocarburos, donde el 82% de los ingresos era para beneficio trasnacional y sólo el 18% para el Estado y la sociedad. Por estas grandes inequidades, los gobiernos de entonces no pudieron resolver los terribles problemas que aquejaban a la sociedad boliviana y que, contrariamente a lo decantado por los neoliberales, cayeron hasta niveles paupérrimos de vida”.
Esto es lo que se hizo con la participación de Samuel Doria y de Jorge Quiroga. Y lo que fue revertido de manera radical por el gobierno de Evo Morales, con la nacionalización de los hidrocarburos en 2006. Todo esto es lo que estaba en juego en la elección del domingo 12 de octubre. Y sus resultados se proyectarán sin duda a las próximas instancias electorales en Brasil (segunda vuelta) y en Uruguay, ambas el 26 de octubre.
Por Niko Schvarz
Periodista y escritor uruguayo
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