En 1847 el inglés Martín Montgomery sobre el comercio del opio decía:
“Pues sí, la trata de esclavos era un acto de caridad, comparada con el comercio del opio. (…) Pero el vendedor de opio mata el cuerpo después de haber corrompido, degradado y aniquilado el ser moral de los desdichados pecadores; un Moloch insaciable se lleva cada hora nuevas víctimas, y el asesino inglés y el suicida chino compiten en ofrendar sacrificios a su altar.”
Una Comisión de la Cámara de los Comunes ese mismo año al examinar las relaciones comerciales entre Gran Bretaña y China manifestaba:
“Lamentamos que el comercio con ese país haya estado durante cierto tiempo en muy malas condiciones y que el resultado de la ampliación de nuestros intercambios no haya respondido en absoluto a las justas esperanzas que, naturalmente, se fundaban en el libre acceso a un mercado magnífico. Estimamos que las dificultades de este comercio no dimanan de ninguna falta de demanda de artículos manufacturados británicos en China ni de la competencia de otras naciones; el pago del opio absorbe el dinero en gran detrimento del tráfico general de los chinos, y el resto lo tiene que pagar con té y seda.”
En el periódico The Friend of China del 28 de julio de 1849 aparece:
“El comercio del opio progresa sin cesar. El aumento del consumo del té y seda en la Gran Bretaña y en los Estados Unidos no tendría otro resultado que el aumento del comercio del opio; los fabricantes no tiene nada que esperar.”
En enero de 1850 un artículo del periódico norteamericano, Merchants´Magazine preguntaba:
“¿Qué rama de comercio se debe suprimir, el comercio del opio o la exportación de artículos norteamericanos e ingleses.”
Carlos Marx – en quien me baso- en su artículo de 31 de agosto de 1858 en el New York Daily Tribune opinaba que: “Los chinos no pueden comprar a un tiempo mercancías y droga; en las condiciones actuales, la extensión del comercio con China implica la extensión del comercio del opio; y el crecimiento de éste es incompatible con el desarrollo del comercio legítimo;…”
En 1767 la cantidad de opio exportada desde la India británica era de 200 cajas. El opio lo habían introducido desde Turquía los portugueses. En pocos años el negocio lo tuvo la Compañía de las Indias Orientales que en 1798 dejó de ser exportadora directa de opio para monopolizar la producción.
En 1800 colocaban en China 2.000 cajas de opio.
“…mientras el Emperador chino prohibió a un tiempo, para poner fin al suicidio de su pueblo, la importación de este veneno por los extranjeros y su consumo por los aborígenes, la Compañía de las Indias Orientales transformó rápidamente el cultivo de la dormidera en la India y la venta clandestina del opio en China en parte integrantes de su propio sistema financiero.” Carlos Marx, artículo citado.
Nada nuevo, ¡ya la droga se lavaba en el sistema financiero!
Por Pablo Reveca
Comunicador Uruguayo
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