“No importa la verdad. Importa la victoria”

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Estados Unidos se aproxima al día 20, en el que asumirá el nuevo presidente electo. En Washington se prepara un operativo de seguridad jamás realizado. Un ejército de 10 mil efectivos reforzando a la seguridad del distrito de Columbia, ya se está desplegando. Operativos similares están ocurriendo en todos los estados de la unión. Las autoridades militares y de los servicios de inteligencia dispusieron estas medidas por la información de los ataques armados que se preparan por los grupos extremistas, seguidores de Donald Trump y alentados por éste.

Estos grupos de vieja data en los Estados Unidos, fascistas, neonazis , supremacistas blancos , encontraron en Donald Trump, nada menos que presidente de la nación, un líder que los interpretó, los apoyó y los usó como nunca antes había ocurrido. La mentira estructurada en el relato del fraude electoral, repetida una y mil veces por Trump ha calado en una parte significativa de la ciudadanía. El accionar del todavía presidente Trump se inspira en una de las frases preferidas de Adolf  Hitler. No importa la verdad. Importa la victoria.

El martes el FBI identificó amenazas de asaltos armados a los 50 capitolios de los estados entre el 17 y el 20 incluido un asalto armado en Washington D.C. El Estado Mayor Conjunto, en un hecho sin precedentes, envió una carta a sus más de 1 millón 300 mil efectivos y a más de 800 mil guardias nacionales y reservistas, recordándoles su deber de defender a la Constitución y a la asunción de Joe Biden como el 46 Comandante en Jefe de Estados Unidos. La Cámara de Representantes aprobó por 232 votos a favor, el juicio político a Trump por instigar a la insurrección y el asalto al Capitolio. El actual líder de la mayoría del Senado, el republicano Mitch Mc Connell votaría a favor de la condena a Trump, junto a muchos republicanos, más allá del resultado final. Trump acumula el triste record de ser el primer presidente de la historia de ser acusado dos veces mediante el juicio político. Mientras diversos análisis políticos de todo el mundo se preguntan (y se responden) como se pudo llegar a esta situación, Trump va quedando cada vez más solo.

 La preocupación hoy, no es si Biden podrá asumir el próximo 20. El temor es que asuma en medio de un caos de magnitud imprevisible y de consecuencias todavía más inciertas, si la violencia permanente contenida en la prédica constante de Trump, lleva al país a una tragedia que deje huellas y heridas más difíciles de sanar que todas las que ya tiene abiertas la sociedad estadounidense. Hay quienes afirman (como una máxima que estuviese en discusión) que Estados Unidos seguirá siendo una potencia imperialista con Biden.

Seguramente muchos advertirán que patético resulta reivindicar el “excepcionalismo” norteamericano en materia de democracia. Siempre se estará a tiempo de tener la humildad y el humanismo de rectificar y no considerarse superior a nadie. 

Sorprende que no se advierta que el pueblo de los Estados Unidos está padeciendo una crisis sanitaria, económica y social como nunca antes había experimentado. Que salga de ella en el menor tiempo posible y sin agregar sufrimientos por actos violentos internos, instigados por un fascista, mejoraría la condición de decenas de millones de estadounidenses pobres y contribuiría a mejorar la economía mundial. Por eso muchos en el mundo están pendientes de cómo se produce la asunción del nuevo presidente electo por la mayor votación de la historia de su país.

Ojalá que no se produzcan hechos que agreguen dolor al que ya se está produciendo por la pandemia y por lo sucedido el pasado 6 de enero con el asalto al Capitolio. Seguramente muchos advertirán que patético resulta reivindicar el “excepcionalismo” norteamericano en materia de democracia. Siempre se estará a tiempo de tener la humildad y el humanismo de rectificar y no considerarse superior a nadie. Mientras, corporaciones económicas que tradicionalmente contribuían a las campañas de muchos republicanos, anuncian el retiro de sus apoyos ante quienes respaldaron  las mentiras de Trump hasta el día del asalto al Capitolio.

Veremos como culmina esta parte de la historia contemporánea política electoral de los Estados Unidos. Pero sobretodo veremos si Joe Biden despliega la agenda prometida en su campaña y si será capaz de aliviar y curar la enfermedad del odio, la división y el racismo que padece su país hace mucho tiempo y que la trágica presidencia del personaje fatídico de Trump agravó hasta límites inimaginables.

Por Carlos Pita
Médico, político, ex embajador uruguayo en EE.UU.

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