Realidades contrapuestas en geografía compartida

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Tanto la Argentina, como el Brasil y el Uruguay viven, en estas mismas horas, realidades contrapuestas y, sin embargo, continúan siendo éstas concatenadas entre sí. De cómo podamos leer tales realidades dependerá el que sea posible plantear hipótesis de trabajo plausibles a mediano y largo plazo.

En lo que a nosotros respecta, en este y otros sentidos, consideramos de recibo el explicitar el propósito que animan estas miradas. Somos de la idea que antes que la primicia, debe darse curso al análisis, desde un gran angular a partir del cual ir en pos de una toma de posición tan crítica como poseedora de conciencia geopolítica.

Se debe prescindir de miradas maniqueas que, aunque tentadoramente fáciles de elaborar, nos llevarían a engrosar las trincheras de la sinrazón y la crispación, por sobre una razón abierta y una tendencia naturalmente solidaria para con la causa de la mejora de la dignidad en todo hombre, como en toda mujer.

Se trata de dar prioridad a la geoestrategia para entonces volver a mirar la “realidad interior”, por ejemplo la del Uruguay, y desde ahí optar por un rumbo, nunca simplista ni epidérmico pero tampoco tan profuso que resulte confuso y entonces sea como continentar la nada.

En el correr de este año 2015 las 3 naciones renuevan sus presidencias. Lo hizo el Brasil, acaba de hacerlo el Uruguay y en diciembre lo hará la Argentina. Cada cual con problemáticas, cada vez más diversas en aspectos no menores. Algo que parecería fuese un verdadero contrasentido cuando estos países tanto han enunciado y prometido desde el Mercosur, sistema de integración que gestaron con el enunciado de avanzar en diversas como imprescindibles problemáticas comunes para nuestras naciones.

El Brasil con dos polaridades: una que dice del persistente jaque dado por un sector relevante de la oposición política y empresarial al Gobierno nacional, bien como una sociedad que, a resultas de logros obtenidos en esta última década, que va por más de manera crítica y abierta. A esto último se han sumado diversas voces insatisfechas de personalidades relevantes del propio partido de gobierno.

La Argentina, con sus problemas estructurales. A tales efectos, destaquemos como fundamentales el de su matriz energética, sumado a un persistente aislamiento en el plano de las interrelaciones económicas. Factores que le han generado falta de innovación, pérdidas y ausencia de modernización de su economía productiva, entrando en ciclos complicados para las demandas de su población en particular y la región en general.

El Uruguay afianza más que nunca su institucionalidad contemporánea, con un gobierno que inicia un nuevo ciclo de 5 años, atisbando un horizonte diferente, según propuestas específicas de su propio cuño y que tendrán su centro de gravedad en la gestión estratégica y a la profundización de las responsabilidades sociales. Todo lo cual coadyuvará a completar las aun evidentes necesidades en sectores prioritarios, como la educación, la vivienda, la estructura vial del país y la modernización de la gestiones del Estado.

En cuanto a su Política Exterior, saludamos el enfoque y criterios expuestos en su mensaje aquí citado, así como los recursos humanos a nivel de la Cancillería que le permitirán, a nuestro criterio, ordenar y potenciar una línea de trabajo que tiene que ser en este campo la de un “Proyecto País y Estado”.

Respecto de la cuestión productiva bien como de la política redistributiva del Gobierno entrante, tendrá capital importancia encontrar un sistema de inversiones, fundamentalmente en el sector productivo, que de mayor calidad y sostenibilidad al trabajo nacional, lo cual reafirmará la voluntad de llegar y permanecer en la atención y seguimiento a la cuestión social. Como dijo el Presidente, a título expreso: “La cultura del trabajo para el desarrollo. Una forma de ganarse la vida pero, también, un valor de vida.”

En definitiva, en lo que dice relación con el Uruguay, resta decir que el mensaje a la Nación que emitió el domingo 1º de marzo a la noche el Presidente Tabaré Vázquez fue una pieza oratoria producto de una ingeniería de pensamiento estratégico, con alma y con un imperativo ético innegable, cual es el de mejorar la dignidad de la persona en su individualidad, bien como en su relación con la comunidad.

De todos modos, destacamos 3 manifestaciones del Primer Mandatario del Uruguay, por su orden de aparición en dicho mensaje: “en su mensaje a la nación:

1) Que en materia de Derechos Humanos no sólo habrá una “nueva agenda” sino que, entre otras acciones, se creará el “Grupo Verdad y Justicia” para buscarla incluso estando abierta la Presidencia a la presentación formal de otras formas de aproximación a la dilucidación de tan sensible tema nacional.

2) El Doctor Vázquez dijo a título expreso que: “La calidad de una sociedad se refleja en cómo cuida de los más vulnerables” y, en consonancia, se creará el Sistema Nacional de Cuidados .

3) Destacar, por último, la afirmación respecto de que “Queremos una sociedad sana, una sociedad fraterna, una sociedad en paz”.

Ahora bien, la región en su conjunto tiene por delante enormes e insoslayables desafíos que, en no pocos y medulares casos tienen directa relación con acontecimientos internacionales centrales y de notoria actualidad.

De cómo estas tres naciones hermanas logren o no conjugar de un modo diferente en lo propio de cada Estado, pero común en su proyección geopolítica, la realidad irá tomando un sesgo de mayor o menor consolidación política, social y económica.

De esta dirección de trabajo que determine sin dilaciones una impronta favorable o de involución de lo hecho en la región estará la dirección de este destino. Planes y acciones en los que nunca se deberá perder de vista lo central para toda sociedad democrática: facilitar la ampliación de la participación directa de la ciudadanía.

En el caso de la Argentina, como en el del Brasil, se percibe una inestabilidad creciente en sectores de la población en su relación con sus gobiernos.

Hay dos grandes cuestiones que azuzan los ánimos: el mal manejo de las finanzas públicas y el alto grado de corrupción de sus sociedades. Pero debe advertirse que esta lacra viene azuzada, las más de las veces, desde la parte más rancia y pacata del sector privado, acostumbrado, ese espectro específico del empresariado, de manera ya casi endémica, a buscar la vía fácil, para rodear la operación y hacerse con el negocio.

Las ciudadanías, hoy por hoy, no admiten más dilaciones en que este flagelo sea atacado. Si desde el poder legítimamente constituido se hace oídos sordos o si sectores del espectro político lo utilizan para querer voltear gobiernos, la cuestión empeorará para todos y la resultante puede ser un sendero de sangre, sin retroceso.

Hay, pues, que caminar junto al hombre y a la mujer de a pie para poder entrever mejores horizontes, desde un presente tan activo como comprometido. Y ese compromiso es de todo ciudadano, de toda ciudadana. Ese es nuestro pensar. Hacia allá vamos. Que esa sea nuestra luz en la noche y nuestra referencia solar en el día.

Por Próspero

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