Hablará, hablará y hablará

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Eduardo Galeano descansa en paz. De aquí en más nuestras palabras le darán la mano para invitarlo a conversar. Y hablará, hablará y hablará. Seguramente lo escucharán muchos, mientras que otros preferirán otros interlocutores. Entre sus escuchas y lectores estarán los victimarios y las víctimas, las sonrisas y las lágrimas. Las bombas y las flores. Para comprender a fondo lo que se siente no hay mejor cosa que leer a Eduardo. Hacia eso vamos. Estás invitado.

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-Usted es un mago de las palabras, pero no tan bueno como los jefes de la dictadura global. Estamos viendo sinónimos delirantes: islamismo/terrorismo; libertad duradera/justicia infinita; Estados Unidos/civilización; bombas de racimo/paquetes de alimentos… ¿Qué está pasando con las palabras en esta nueva cruzada?

R. Legnani 180 x 210

-No solo se está matando inocentes, porque ¿qué tienen que ver esos campesinos afganos que murieron en esta guerra absurda?, ¿qué tiene que ver eso con el atentado que pudo haber cometido Bin Laden, o quien sea el energúmeno?, ¿por qué tienen que pagar eso los pobres afganos que han muerto? A ver, que alguien me lo explique. No solo tuvieron que soportar la dictadura talibán, sino, encima, los bombardeos que los castigaron, que castigaron a los castigados. Esos fueron víctimas inocentes de esta suerte de locura compartida en este mundo de hoy convertido en gran manicomio.

“Pero no son las únicas víctimas. También el diccionario es una gran víctima, el lenguaje. Las palabras están significando nada o poco más que nada, y una de las palabras más sacrificadas es la palabra justicia. ¡Pobre palabra justicia! Esto de justicia infinita no es nuevo. Cuando aniquilaron el barrio más pobre de Panamá, en un bombardeo que el mundo ha olvidado, lamentablemente, y que ocurrió poco antes de la guerra de Iraq, cuando la aviación norteamericana aniquiló al Chorrillo, con sus habitantes adentro, aquel crimen se denominó Causa Justa. O sea, esto de usar la justicia como coartada para hacer injusticias no es una novedad.

“Lo mismo ocurre con las demás palabras, lo que implica un desafío para todos los que trabajamos con ellas, y en ellas creemos y amamos, y siempre sabemos que a veces la mejor palabra es el silencio, y que muchas veces la verdad se expresa callando. Pero también sabemos que hay palabras que no pueden ser traicionadas y que es necesario rescatarlas y cuidarlas para que puedan brotar limpiamente en la boca de la gente que viene, de los tiempos que vienen. Este es un desafío que hoy por hoy se multiplica, porque nunca las palabras han sido tan ensuciadas, ellas también bombardeadas, ellas también”.

Por Raúl Legnani
Urumex80@gmail.com

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