Defiendo a la política como la actividad más generalizadora y noble que existe.
Es ambiciosa la actividad, pretende organizar el todo, la articulación de los distintos problemas, el resolver los conflictos e intereses que permanentemente nos problematizan.
Viejo como el mundo la lucha por el poder, por conquistar y ejercer el control sobre la sociedad, tener ese rol articulador decisorio ha consumido y consume incontables recursos. Cuando son civilizados y pacíficos las democracia “gasta” dinero en campañas electorales, cuando es autoritario y brutal, las guerras devoran PBI de muchos países y sobre todo mueren miles y miles de seres humanos. Queda para los sociólogos, antropólogos y demás ologos, la tarea de encontrar como se ha reproducido a escala mundial esta polaridad exacerbada donde izquierda y derecha se reparten tan equitativamente las voluntades ciudadanas cuando en realidad el mundo es tan desigual.
Lejos está quedando el tiempo donde las izquierdas que no veían otra manera que romper el orden establecido más que alzándose en armas. El llegar al gobierno ,dejó de ser una quimera y en el ejercicio del voto fueron más y más la/os lideres populares que alcanzaron el gobierno más que el poder, este último más esquivo, allí donde el dinero se amontona, siempre, siempre hay celosos guardianes que los custodian.
Paradojalmente la derecha, que hasta escondía llamarse “derecha”, fue creciendo en visualidad, en desparpajo conceptual, casi obscenamente exponen como mérito las diferencias, las inequidades. Desprecian cada vez que un resultado electoral si los desfavorece y apelan a la violencia verbal y de hecho para coartar o quitarle valor a la representatividad republicana. Caricaturizan la política, con mensajes toscos, burdos, groseros, se reproduce en los medios y redes una telenovela para que la gente descrea del ejercicio democrático.
Toda esta larga reflexión me generó el haber estado allí. El gobierno de Montevideo me dio la oportunidad de ver y escuchar de primera mano a un gran Estadista Latinoamericano. De volver a vibrar con nuestras rebeldías. De confirmar que los sin voz, tienen voz. Otra vez fuimos miles en la calle.
Sería tonto de mi parte negar el valor de nuestros liderazgos en nuestro Frente Amplio. Tampoco desconozco el momento en el que estamos y por supuesto las disputas por quien nos representará electoralmente. Valoro altamente el rol de Mujica como líder popular y su influencia innegable. “La chacra” como espacio de acción política cumple un fuerte rol pero al compañero Pereira lo elegimos presidente de todo nuestro Frente Amplio, El Frente Amplio es la principal fuerza política del Uruguay y su lugar de ejercicio es en la calle Colonia, sede central de nuestra fuerza. O tal vez, entremezclado por allí como uno más entre nosotros saludando a Lula.
No adjudico para nada intenciones capciosas, creo sí que el ejercicio virtual, de redes, selfies y demás formas comunicacionales a veces nos seducen o no nos permiten percibir la mejor acción. Nada malo sucedió cuando Lula mencionó al PEPE, su amigo, fue ovacionado porque entre los miles que allí estábamos muchísimos compañeros del MPP estaban presentes. Eso somos una fuerza múltiple y diversa. “El viejo Mujica” y Lucía, han puesto su vida, su inteligencia, su fusca, su patrimonio, todo al servicio de la causa popular, aún en discordia con opiniones y acciones tengo una profunda admiración por ambos.
Pero no puedo menos que observar que el compañero Pereira y Verónica Piñeiro nos representan a toda/os, cada acción, reunión en la que participan tiene efectos y lecturas políticas. Tanto como el compañero Abdala, (a quien conozco de muy joven y siento una profunda admiración por su recorrido y coherencia), no obstante es el representante del movimiento obrero del Uruguay trasciende a su nombre. Por ende, los lugares donde se realizan reuniones públicas, con fotos tienen simbologías explícitas.
Me quedaron estas reflexiones hoy, sentí una bocanada fresca de representatividad de izquierda. Lula, con su estatura continental, la reciente CELAC, que con la presencia progresista en aumento me genera buenas expectativas. Los miles que vibramos en las calles, ese lugar natural del pueblo. La caricatura grotesca y por suerte aislada de ROMINA, personaje provocador y amenazante. Nuestro gran debe como frenteamplistas y de izquierda, reelaborar nuestros interrelacionamientos, la segmentación nos daña, cuando nos abrazamos en las calles nos multiplicamos.
Por Walter Martínez
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