En Uruguay; Población afrodescendiente una «continua e histórica supresión de derechos» que persiste

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La Dra. Alicia Esquivel comenzó su militancia en la Organización Mundo Afro y en la organización de la sociedad civil creada en 2002, Universitarios/as y Técnicos/as Afrouruguayos/as (UAFRO), de la que es en la actualidad vicepresidenta. Desde junio de 2010 y hasta el 2014 fue directora del Departamento de las Mujeres Afrodescendientes, área dependiente del Instituto Nacional de las Mujeres del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES). En el intercambio con esta mujer afrodescendiente y activa militante por los derechos de la población racializada, se abordó la situación actual de las personas afro, con un enfoque interseccional (atravesado por género, etnia y clase social). El diálogo se enfocó especialmente en el acceso y egreso a la Udelar, los avances y «debes» en materia de derechos y los vacíos en cuanto a políticas públicas que garanticen los mismos, para esta población. 

En el marco del mes de la afrodescendencia que se celebra en Uruguay desde el 2015 durante el mes de julio y del Día Internacional de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora que se conmemora cada 25 de julio desde el año 1992, el Portal de la Udelar dialogó con la doctora Alicia Esquivel, pediatra egresada de la Udelar, magister en Políticas Públicas y Género y en Homeopatía, con una larga actuación y militancia en organismos y espacios que trabajan por los derechos de la población afrodescendiente

Evolución de los derechos de la población afrodescendiente en la agenda pública
Esquivel señaló que la situación actual de la población afrodescendiente se caracteriza por una «continua e histórica supresión de derechos», que se sigue reproduciendo. Acotó que no obstante, a partir de la Declaración y Programa de acción resultado de la «Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia», actividad organizada por la ONU que se llevó a cabo en 2001 en Durban, se han desarrollado períodos con procesos muy interesantes, en los que estos derechos fueron colocados en la agenda pública. Asimismo a nivel internacional los países reconocieron como crimen de lesa humanidad la extradición transatlántica de personas africanas con fines de esclavitud en las colonias. «Evidentemente los Estados se tenían que hacer cargo de esta situación para resolver las brechas de desigualdad y en especial aquellas que se hacen visibles cuando se considera la variable género e infancia», apuntó.

Señaló que estos procesos incidieron en Uruguay, a partir del gobierno de Jorge Batlle se generaron algunos mecanismos de equidad racial, se crea la Comisión Honoraria contra el Racismo, la Xenofobia y toda otra forma de Discriminación y se generaron algunas iniciativas, pero todas estas respuestas se instrumentaron a través de «mecanismos absolutamente muy débiles, casi sin presupuesto, dentro del poder Ejecutivo pero sin organigrama». En 2004, a impulso de la sociedad civil organizada, la Intendencia de Montevideo generó la Unidad temática para Personas Afrodescendientes y recién en el año 2010 comienza a llevarse adelante una movida un poco más fuerte a nivel nacional. En ese marco se instrumentan los mecanismos de equidad racial y se crea en la órbita del Instituto Nacional de las Mujeres del MIDES, el Departamento de Mujeres Afrodescendientes al que se le asignó un presupuesto propio.

Pasado y Presente en la Udelar 

Esquivel entiende que «se han dado avances en la Udelar en las últimas décadas, a través de la resiliencia y la inserción de compañeros y compañeras afro, pero también de equipos de personas no afro sensibilizadas en el tema», no obstante han encontrado algunos obstáculos a la interna de la Universidad a lo largo de estos años. Recordó que en el 2004 cuando UAFRO comenzó a  impulsar que se incluyera dentro de la información relevada en los estudiantes de la Universidad acerca de los niveles de ingreso y egreso, la variable étnico racial, para poder realizar un seguimiento de las trayectorias de las personas afrodescendientes en la Universidad, esta iniciativa tuvo muchas resistencias. Cuando finalmente se incluyó en el formulario de ingreso a la Udelar expresaba: «¿Usted tiene sangre negra, sangre blanca o sangre amarilla?», expresión que fue tachada del formulario cuando la organización se negó a que la variable étnico racial fuera indagada de esta forma. A raíz de esto UAFRO comenzó a reflexionar acerca de la necesidad de que se incorporara un ámbito político universitario dentro de la Universidad conformado por los órdenes de la Udelar y con representación de universitarios afrodescendientes, para trabajar en estos temas, algo que sigue impulsando sin éxito hasta hoy.

Entiende que algunos de los avances visibles hoy en la Udelar se vinculan con la formación  y el acceso a la información acerca de la temática. En este sentido, a impulso de la sociedad civil se ha desarrollado un trabajo institucional que permite contar hoy con un diagnóstico muy claro que antes no se tenía. No obstante destacó que en los últimos años ha habido un retroceso en este tema, por ejemplo, no existe más el Departamento de Mujeres Afrodescendientes,  «no se actúa siguiendo un programa sino que se llevan adelante acciones dispersas».

Esquivel recordó que en 2013 lograron instrumentar en la Facultad de Ciencias Sociales el primer diploma de afrodescendencia y políticas públicas, cuyo comité científico integra. Añadió que en la actualidad este posgrado está por dar inicio a su segunda edición, en la que los organizadores intentan instrumentar becas también para personas no afro y resaltó que aunque fue muy difícil lograr que la formación se repitiera, «es importante que se haya conseguido porque la primera edición generó numerosos compañeros y compañeras formados en esa línea». Destaca que lo interesante y rico de este diplomado es que estarán a cargo de las clases, no solo docentes de la Udelar sino también pueden formar parte del plantel docente, no universitarios que son reconocidos activistas o formados en estos temas. Asimismo en Facultad de Artes de la Udelar existe un grupo, el Colectivo de Estudios Afrolatinoamericanos, que funciona en la órbita de la Comisión Sectorial de Investigación Científica (CSIC), de la Udelar. No obstante expresó que la realidad universitaria actual es que «los afrodescendientes no estamos todavía pero requerimos y tenemos las capacidades para estar».

Vulnerabilidad histórica naturalizada

Esquivel destacó datos actuales que hacen visible las situaciones de extrema vulnerabilidad en la que se encuentran las personas afrodescendientes, que registran una marcada diferencia entre Montevideo y el interior del país. «El 51% de la población afroamericana tiene alguna necesidad básica insatisfecha y está atravesada por todos los determinantes sociales: salud, educación, vivienda, entre otros, que son las grandes trabas para que accedan a una formación académica estable, el mayor nivel alcanzado en la educación formal por el 30% de esta población es primaria o primaria incompleta», afirmó Esquivel. 

En cuanto al contexto educativo, señaló que es notoria la ausencia de la población afro en los distintos ámbitos de gestión del sistema de enseñanza, «no hay administrativos, adscritos ni profesores afroamericanos, lo mismo sucede en la Universidad», afirmó. Recordó que un equipo de antropólogos docentes de la Udelar coordinado por Nicolás Guigou realizó entre 2016 y 2017 un relevamiento etnográfico antropológico de la comunidad afro uruguaya en los departamentos de Rivera, Cerro Largo, Artigas, Salto y Montevideo. Esquivel resaltó algunos resultados de este trabajo referidos a las trayectorias de la población afro en el sistema educativo: «Ninguna de las narrativas recopiladas sale intacta de la impronta del racismo y la discriminación, desde profesionales y técnicos hasta familias de analfabetos, todos expresan en sus trayectorias diferentes niveles de vulneración, simplemente por ser afro uruguayos y afro uruguayas», una situación que se continúa en la actualidad, expresa el estudio. El documento añade que «La atención diferenciada a alumnos blancos y afro uruguayos, los supuestos de que unos y otros no tienen la misma capacidad de aprender, son implícitos en las prácticas educativas que terminan truncando trayectorias educativas o bien generando analfabetos con primaria formalmente finalizada como constatamos durante nuestro trabajo de campo». 

«¿Si no se empieza por atender esta realidad cómo vamos a llegar a la Universidad?», reflexionó Esquivel. Añadió que los niveles de pobreza, que vienen en continuo ascenso en los últimos años en especial en los niños, se agravan cuando se estudian en la población afro. La pobreza infantil es 14 % mayor en los niños afro que en los no afro, enfatizó. Entiende que por tanto no se puede seguir hablando solamente de infantilización y feminización sino también de racialización de la pobreza y que la imagen que la representa mejor en Uruguay es la de una niña o una mujer joven racializadas. Acotó que esto responde a algunas condicionantes que se dan en la población de las niñas y mujeres afro, entre ellas los altos porcentajes de hogares monoparentales, embarazo adolescente y de dificultades para sostener la continuidad educativa ya que deben apoyar a su familia en el cuidado de sus hermanos. 

A esto se suma que aunque las mujeres afro tienen mayor nivel de formación académica que los varones afro, reciben menor salario, trabajan mucho más y desarrollan muchas más horas de trabajo no remunerado que estos. Además realizan cuatro horas más de trabajo «no pago», tienen un promedio de un hijo más y los índices de violencia de género son todas mayores en todos los ámbitos, que las mujeres no afro. Estos son todos obstáculos para la participación de las mujeres afro en los ámbitos académicos, resaltó Esquivel. Asimismo es menor la expectativa de vida de las mujeres afro que el de las mujeres no afro y mayor el porcentaje de las mujeres no afro que cuando llegan a la edad de jubilarse solo alcanzan pensiones o pensiones a la vejez porque los empleos a los que acceden son más precarios, con un mayor nivel de informalidad, por tanto no llegan a los años de aporte que requiere la jubilación. Por ello se propone abordar la problemática desde una perspectiva interseccional. La interseccionalidad es un enfoque que considera las condiciones que se cruzan y atraviesan a las personas, que en el caso del racismo son modelos de opresión, configurando una realidad distinta a la que conlleva por separado cada una de estas condicionantes, explicó Esquivel. 

Entiende que esta discriminación se fundamenta en la misma naturaleza del sistema capitalista que es la base de la desigualdad. «¿Dónde se para el capitalismo en toda Latinoamérica si no es justamente arriba de las mujeres y de las personas racializadas?», afirmó. Acotó que incluso las políticas públicas que se instrumentaron en Uruguay del 2005 al 2019, aunque lograron descender la pobreza a nivel general mantuvieron las brechas ya que la pobreza de los hombres afro descendió pero la de las mujeres afro aumentó. Para Esquivel esto sucedió porque dentro de las políticas universales no se focalizaron los grupos y clases de expulsión. En este sentido destacó que la Ley Nº 19122, que establece disposiciones para favorecer la participación en las áreas educativa y laboral, de los afrodescendientes, no incorpora la visión interseccional raza, género, clase. Esta ley define un cupo de 8 % para personas afrodescendientes, en los llamados laborales públicos, pero si esta población tiene un 30% de personas que no finalizan primaria o tienen primaria completa ¿cómo estaremos en condiciones de ingresar?, reflexionó. Destacó que el porcentaje de las personas que ingresan a los empleos públicos a través del cupo establecido para personas afrodescendientes ronda el 1% y cuando llegó a su máximo nivel apenas alcanzó el 5%. Acotó que en este porcentaje se incluyen a las personas que ingresan al ejército, institución en la que no se requiere concurso de ingreso. No obstante resaltó que algo valioso de la Ley Nº 19.122 es que en su artículo 1° reconoce la existencia en el país, de un racismo naturalizado, el primer paso para la reparación es el reconocimiento, señaló. 

Políticas que impulsan avances y acciones a desarrollar

Esquivel opinó que en Uruguay «muy lentamente pero venimos avanzando, porque frente a esta desigualdad elegimos mostrarnos como somos y no taparnos». Entiende que la primera medida que se debería llevar adelante para cambiar esta realidad es generar una visión antirracista. Esto requiere un cambio cultural en el que participe la sociedad civil, que permita visualizar la discriminación y el racismo en todos los ámbitos del país. Añadió que se necesitan también políticas del gobierno y del Estado que fomenten y promuevan prácticas como la racialización de las imágenes y políticas de reparación, económicas, simbólicas y/o morales, como el reconocimiento y el pedido de perdón. Sostuvo que es fundamental aplicar el Plan Nacional de Equidad Racial y Afrodescendencia, documento que el MIDES elaboró en 2019 y aún no se ha puesto en práctica y que se apruebe una nueva reglamentación de la Ley Nº. 19122, que incluya el enfoque interseccional de raza, género y clase. También destacó la necesidad del trabajo en la currícula de primaria y secundaria así como de formación docente, para incorporar la información acerca de los temas y saberes étnico raciales, algo que está establecido en la Ley Nº 19122. En ese sentido recordó que elaboraron una guía excelente para primaria y secundaria, que aborda el tema de la afrodescendencia, material que no está siendo utilizado. 

En este sentido considera que hay que trabajar en todos los ámbitos el racismo estructural y el que permea todas las instituciones del país, inclusive la Universidad. «No es que la Universidad sea racista, sino que está impregnada por el racismo que está presente en la sociedad», afirmó. Sostuvo que una de las políticas de reparación que es necesario aplicar a nivel de la Udelar es transversalizar la educación universitaria no solamente con los conocimientos e investigaciones generados en Estados Unidos o Europa sino también con los saberes de África y de sus pobladores así como de las personas racializadas que viven en Uruguay, que hoy están ausentes en la Universidad. «Es necesario que en esta Universidad antirracista se reconozca la multiculturalidad», concluyó. 

Fuente de este trabajo Portal de la Udelar

 

 

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