Héroe de la lucha contra el apartheid, símbolo mundial de la reconciliación nacional y defensor incansable de los derechos humanos, Nelson Mandela sigue inspirando al mundo con su legado de justicia y libertad. Esta frase, estimado lector, pertenece a un texto que conmemora la lucha de Mandela contra el apartheid que recordemos, por aquel entonces, antes de ser presidente de su país e incluso antes de caer preso por promover la lucha armada contra un régimen racista, era acusado de terrorista. El texto que encabeza este párrafo, elogiando a un viejo y famoso terrorista, fue publicado hace pocos meses por el gobierno uruguayo.
Cuando Mandela fue acusado de terrorista y condenado a cadena perpetua por “conspirar contra el Estado”, había fundado y dirigía una organización que promovía la lucha armada y colocaba bombas, atacaba soldados y policías, hacia acciones de sabotaje para luchar contra el régimen del apartheid. La organización liderada por Mandela formaba parte del Congreso Nacional Africano (ANC, por su sigla en inglés) y mantenía lazos amistosos y solidarios con varios gobiernos, partidos y movimientos que apoyaban la lucha contra el apartheid pero era condenada y vilipendiada por gobiernos, partidos y organizaciones que acusaban tanto a Mandela como a su organización de comunistas y terroristas. Algunos de los principales enemigos de la lucha de Mandela contra el racismo y el apartheid en aquellos tiempos eran los gobiernos de la propia Sudáfrica y los de Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel.
Después de muchos años de boicot internacional, lucha armada y luchas internas, el régimen racista de Sudáfrica colapsó. Mandela fue liberado y en apenas unos meses el veterano terrorista se convirtió en ícono mundial de la lucha contra el racismo y por la justicia y la libertad.
Entre los muchos líderes mundiales que le rindieron homenaje y le desearon éxito y larga vida se encontraban el presidente de los Estados Unidos y la reina de Inglaterra, dos países cuyos gobiernos habían defendido el régimen del apartheid, argumentado que el boicot era una estrategia equivocada e inefectiva y que seguían manteniendo en su registro de terroristas -increíble torpeza, pero así son las cosas- tanto Mandela como al ANC.
¡Menuda hipocresía!
Recién varios años más tarde -en 2008- Estados Unidos decidió por fin cambiar la ley que calificaba al ANC como organización terrorista (1). Esto significa, en otras palabras, o bien que varios años atrás la reina y el presidente se habían tomado el trabajo de viajar desde el hemisferio norte hasta el sur de África para elogiar y homenajear a un terrorista, fingiendo que eran amigos y que lo admiraban, o bien que el homenaje y afecto mostrado frente a las cámaras era sincero y entonces su calificación de terrorista era falsa, o bien que sinceramente se sentían amigos y admiradores de un gran terrorista recién salido de la cárcel.
Es conveniente recordar la historia cuando uno trata de separar la paja del trigo para comprender los hechos escondidos a la sombra de la propaganda.
En enero de 2021 el gobierno de Estados Unidos designó como terrorista al movimiento yemenita Ansaralah, conocido popularmente como hutíes. Por ese entonces, los hutíes, fuesen o no fuesen terroristas, llevaban años resistiendo con métodos violentos la agresión de su país por parte de Arabia Saudí apoyada por Estados Unidos y varios países árabes. A las pocas semanas hubo un cambio de gobierno en Estados Unidos y el nuevo presidente decidió que los hutíes ya no serían terroristas y los quitó de la lista. Desde esa decisión, anunciada en febrero del 2021 y vigente hasta enero del 2024, ese mismo gobierno, que había dejado de afirmar que los hutíes eran terroristas, cambió de opinión y nuevamente los designó como terroristas, exactamente a partir de 30 días de la fecha del anuncio formal, el 17 de enero (“The Department of State today is announcing the designation of Ansarallah, commonly referred to as the Houthis, as a Specially Designated Global Terrorist group, effective 30 days from today”). Estas marchas y contramarchas, este tipo de trámites, estas contradicciones indican que hay razones políticas que influyen sobre la interpretación de si un grupo debe ser considerado como terrorista por la prensa occidental.
Hoy conviene reflexionar sobre esta historia cuando vemos que los periodistas de muchos medios de comunicación aceptan la propuesta ultraderechista de que el simple hecho de portar un keffiyeh, o la bandera de uno de los estados reconocidos por las Naciones Unidas, es prueba indiscutible de apoyo al terrorismo y no se atreven a mencionar a ciertos movimientos de resistencia que luchan violentamente contra la injusticia, el racismo y el apartheid sin añadir, automáticamente, la infaltable muletilla «organización calificada de terrorista» a pesar de que, como se explica arriba, si la calificación proviniese de Estados Unidos, ya sabemos que puede estar equivocada, o pasada de fecha, o que simplemente es una consigna del partido en el poder, que podría cambiar ni bien haya cambios en el gobierno de ese país.
(1) https://www.gub.uy/secretaria-derechos-humanos/comunicacion/noticias/nelson-mandela-legado-justicia-libertad
(2) EXEMPTION OF AFRICAN NATIONAL CONGRESS FROM TREATMENT AS TERRORIST ORGANIZATION FOR CERTAIN ACTS OR EVENTS. Section 691(b) of the Department of State, Foreign Operations, and Related Programs Appropriations Act, 2008 (division J of Public Law 110–161; 121 Stat.)
Por Rafael Cantera
29 de octubre de 2024
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