Este no es el momento para atacar al gobierno o intentar desestabilizarlo. Tenemos que reunir fuerzas para enfrentar otra crisis económica. Brasil vive una crisis política profunda que tiene como causa principal la Operación Lava Jato, y como segunda causa la pérdida de apoyo de la presidente Dilma Rousseff por parte de la sociedad debido a los malos resultados de la economía y al involucramiento del PT en el escándalo de la Petrobras.
Vivimos también una crisis económica aguda, que no significó la quiebra del país, como ocurrió en las dos últimas crisis, pero que amenaza a la sociedad brasileña con una larga y penosa recesión.
Las causas de la crisis económica son la violenta caída en el precio de las commodities exportadas por Brasil en 2014 y la fuerte expansión fiscal. En un país que ya no acepta más la irresponsabilidad fiscal, la crisis económica asociada a la crisis política, produjo una grave crisis de confianza y la reducción de las inversiones. Las dos crisis están, por lo tanto, asociadas: la política agrava a la económica y se ve agravada por ésta.
Ante esta doble crisis, la presidente hizo lo que podía y debía hacer: cambió radicalmente su política económica y delegó su formulación y ejecución a dos economistas competentes, Joaquim Levy (Hacienda) y Nelson Barbosa (Planeamiento). Al mismo tiempo entregó la coordinación política al vicepresidente, Michel Temer, un político competente y experimentado.
Aunque yo no sea tan pesimista como la mayoría de los economistas respecto a la recuperación cíclica de la economía brasileña, el hecho es que el gobierno está encontrando una gran dificultad en realizar el ajuste fiscal necesario.
El Presupuesto brasileño es irracionalmente rígido debido a las vinculaciones constitucionales; los diputados del PMDB y de la oposición han votado proyectos irresponsables, como el tema de la seguridad social y el aumento de los salarios de los funcionarios del Poder Judicial; y la oposición no para de hablar del impeachment, aunque no existe ninguna base jurídica para la mismo.
En este difícil escenario, el Banco Central, al aumentar y disponerse a mantener la tasa de interés en un nivel altísimo, no reconoce que no existe la necesidad de profundizar la recesión. El desempleo ya aumentó y los salarios comienzan a caer, lo que significa que el inevitable ajuste salarial deberá desacelerar la inflación.
Por otro lado, el gobierno se vio obligado a reducir la meta del superávit primario de este año, pues la caída de la recaudación fiscal tornó inviable este objetivo. Pero extendió el período de ajuste a 2016, lo que significa que la demanda estará muy floja durante un tiempo más prolongado. ¿Por qué continuar aumentando los intereses, sobrecargando la cuenta fiscal del gobierno en forma brutal?
Hoy vemos un gobierno que está frágil siendo atacado por el Banco Central, por la oposición y por el presidente de la Cámara, Eduardo Cunha, que actúa con el fin de “endulzar” la Lava Jato que lo amenaza, y avanzar en la propuesta del impeachment, imaginando, así, que tiene más poder.
Ahora bien, este no es el momento para atacar al gobierno. Mucho menos es el momento para intentar desestabilizarlo. No estamos en un período electoral, sino en un momento en el que tenemos que reunir fuerzas para enfrentar una crisis económica.
Lo que necesitamos en este momento es un acuerdo político provisorio. Como afirmó el profesor Marcos Nobre en un artículo en «Valor Econômico», el acuerdo debe contener sólo dos items: apoyo a la Operación Lava Jato y rechazo a la idea de un impeachment, a no ser que surjan nuevos hechos graves.
Tenemos excelentes políticos que saben que la política es el arte del compromiso y que se sienten responsables por los destinos de la nación.
En los momentos de grandes crisis es donde los grandes políticos se afirman, porque dejan de lado los asuntos electorales de corto plazo y piensan en el país. Brasil vive un momento de profunda restructuración política, y los brasileños sabrán quien estuvo a la altura de las circunstancias.
Por Luiz Carlos Bresser-Pereira
Economista brasileño
Traducido para LA ONDA digital por Cristina Iriarte
La ONDA digital Nº 733 (Síganos en Twitter y facebook)
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