El narco acordó con el gobierno en Rosario

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   Por Juan Pablo Hudson / La ciudad arrasada por la violencia narco se convirtió ahora en un nuevo modelo securitista del que se vanagloria la ultraderecha nacional y el Gobierno de Santa Fe a medida que despliega una omnímoda maquinaria de control político-territorial. Las estadísticas de homicidios lo respaldan, pero en las barriadas se consolidan dinámicas devastadoras de una sociedad rota que, sin embargo, lucha como puede para salir adelante.

El 15 de octubre de 2009 se inauguró el primer casino de la historia de Rosario. Se llama City Center y se levantó en el extremo sur de la ciudad, en un territorio olvidado, repleto de villas miserias, en el que construyó su feudo la banda Los Monos, de la familia Cantero. La traducción de ese nombre revelaba un preciso cambio de época que en aquel momento pasó desapercibido: las periferias más empobrecidas como nuevos centros (City Center) de la timba financiera. Hoy, tras 16 años, el casino —esa máquina perfecta, irrefrenable y procaz— mantiene su fabulosa eficacia extractivista pero ya no su imagen de vanguardia. Como toda empresa de punta, el narco, a la cabeza de las altas y bajas finanzas, innova, se flexibiliza y, sobre todo, hace uso de los saberes populares para maximizar sus ganancias e intensificar la gobernanza.

Luciano Vigoni, referente territorial y dirigente del Frente Amplio por la Soberanía, lo define así: “La organización más importante que tiene la ciudad en los territorios no es la estatal sino la delictiva. Y en la delictiva no pongo solamente la venta de merca, de alita, de crack, pongo fundamentalmente un tema que nosotros dejamos de lado y es el hacer plata con plata. Es el casinito, es el préstamo del narco a la familia y es la recuperación de esa plata y cómo todo eso se va pagando. Hoy tenemos una estructura que baja desde el presidente con ese mensaje y también de los sectores medios y altos que buscan hacer plata con plata y que el trabajo ocupe cada vez menos lugar para producir guita. El endeudamiento, si bien yo no tengo cifras finas como para decirte que es más que el narcotráfico, ocupa un lugar cada vez más importante en todo lo que tiene que ver con el juego clandestino y el prestamismo. Hay una financiarización escandalosa”.

Cuando Rosario amontonaba asesinados a medida que se extremaba la conflictividad narco, se transformó en el futuro (que ya llegó) macabro, pesadillesco de las ciudades más populosas de nuestro país. Ahora, tras la asunción en 2023 de una alianza entre el radicalismo, el PRO y el ala más reaccionaria del Partido Socialista, se transformó en un modelo de nuevo securitismo y en un laboratorio de gobernabilidad tal vez aún más avasallante que el protagonizado por la ultraderecha a nivel nacional.

Nuevo soldadeo.- “Uno se baja una cuenta y te cargan para que vos juegues. Eso son los casinitos, los truchos, los ilegales. Hay cajeras en el barrio que te dicen o ponen en el estado de WhatsApp: ‘Estoy cargando’. Y vos les pedís: ‘¿Me cargás tanto?’. Tenés algunos que te dicen: “Me lo pagás el fin de semana, yo el viernes paso a cobrar”, y tenés otros que mientras vos vas cargando les tenés que ir transfiriendo. Te pasan una cuenta bancaria. En general es un vecino. Tenés confianza, son redes cercanas. La cajera te hace un usuario, te pasa un link, vos entrás y ahí te dice cuánto te cargó y ves si ganás. Es el nuevo soldadeo: el prestamista y el casinito”. Sandra, militante barrial de La Lagunita, en la zona oeste, revela las formas reticulares de la circulación del dinero montado por los mercados ilegales. El resto de sus compañeras se arrebata para sumar detalles sobre esas máquinas capaces de producir tanto daño como una intensidad y una adrenalina mayormente perdidas en otros escenarios de la vida cotidiana. Diana extirpa la carga de moralina que fue adquiriendo la charla: “Así es la supervivencia en el barrio, todo el tiempo le tenés que buscar la vuelta. Te enganchan pero en vez de vender droga sos intermediario para dar préstamos o para el casinito. Así reclutan pibes y pibas y muchas mujeres. Mi hermana levanta casino. Los préstamos son para el consumo y para el que lo necesita para comer o para jugar o pagar deudas. Y si no le pagás, te recargan, te recargan y te recargan. Normalmente es la mitad de la AUH lo que te empiezan dando. Cuando llegás al límite, ya pedís otro préstamo y te endeudás con otra persona, y así. En las tiendas también te dan fiado y te retienen la tarjeta del ingreso universal y el 10 de cada mes la dueña se va con bocha de tarjetas y se cobra todo lo que le sacaron de fiado. Y vos decís ‘qué garca el que te retiene la tarjeta de la AUH’, pero también cómo hace para asegurarse el pago”.

*De revista Crisis, con su autorización

 

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