Colabore con la policía, péguese solo

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Los hermanos sean unidos… etc., etc., como dijo Martin Fierro
y tantas veces nos lo recordara el General Seregni

El simple mecanismo que habilita abrir y cerrar puertas parece haber encontrado un nuevo rol, esta vez metafórico. En política ocupar un espacio “bisagra” está resultando un atractivo lugar donde con poco se logra mucho. La distribución electoral del Uruguay partido en grandes porcentajes deja una zona no muy grande de indefinición y hay fuerzas políticas y políticos que trabajan explícitamente para ocuparlo. Un claro ejemplo de ello es el Partido Independiente, que abandonando la lucha por las mayorías disputa electoralmente por llegar a un respaldo de votos que lo habilite a tener una representación parlamentaria y con ella ser un fiel de la balanza o una “bisagra” que abre o cierra posibilidades de mayorías.

En una época donde la diversidad, la singularidad del pensamiento están adquiriendo tanta relevancia el ponerse de acuerdo es todo un desafío, una complejidad y a veces una incomodidad tal que el ocupar un segmento significativo se convierte en un objetivo político más tangible y posible y con él volcar decisiones en uno u otro sentido.

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Nuestra larga historia democrática tiene en las divisas blancas y coloradas el origen de la política partidaria. Las formaciones de izquierda formadas con nuevos cuños ideológicos y emergentes como reflejo  de otras realidades nacionales y mundiales trajeron nuevos contenidos a la lucha política. El Partido Nacional rural confrontado con el Partido Colorado ciudadano e industrial no contemplaron los intereses de los trabajadores, rurales o industriales que vieron en sus sindicatos la manera más real de defender sus intereses.

De éstas experiencias crecieron los partidos y organizaciones de izquierda. No le disputaron seriamente el gobierno y el poder hasta que lograron la formación del Frente Amplio.

Nació como nueva esperanza y como peligro para el orden tradicional. En una América que luego veríamos estaba seriamente amenazada por el neoliberalismo y la doctrina de la Seguridad Nacional llegaron  golpes de Estado a todo el Cono Sur. La Unidad Popular en Chile fue violentamente derrocada. Aquí en Uruguay, documentos hechos públicos no hace mucho demostraron que una División del Ejército brasileño estaba cercano a nuestra frontera y así como en la Cisplatina, cuando Federico Lecor invadió a la Banda Oriental artiguista, en caso de ganar el Frente Amplio en 1971, estaban dispuestos a invadirnos. No eran tiempos “del Mercosur” por cierto. Eran tiempos del “Plan Cóndor”.

Más de una década  de dictadura sufrimos y sin embargo el FA. Resurgió fortalecido.

Luego la ida de Batalla y su sector, que culminara con éste vicepresidente bajo el gobierno colorado fue un fuerte intento por romper o por lo menos detener el ascenso  permanente del Frente Amplio

Luego vendría el ballotage, una nueva forma de acumulación que habilitaba a la derecha y a los partidos tradicionales a reagruparse para poder con alianzas políticas de “nuevo tipo” cerrarle el paso al Frente a llegar al gobierno. No hubo finalmente nada que impidiera a izquierda, partidos y movimientos agrupados en torno a un programa a llegar al gobierno.

Dos claras conclusiones pueden extraerse, a) que los gobiernos frenteamplistas abordaron cambios en el Uruguay como no se conocían en décadas. El énfasis social y el empuje en el fortalecimiento del Estado como motor de nuestra economía fueron pilares en la política llevada adelante, b) para llevar adelante esto fue indispensable la unidad de acción, el acuerdo permanente para cohesionar nuestras políticas y hacerlas posibles.

Justamente estas dos observaciones que me parecen claras o más aún evidentes, parecen no serlo tanto para sectores y políticos frenteamplistas que han trasladado al seno del FA, el estilo bisagra.

La búsqueda sistemática del consenso fue una cultura política que si bien a veces nos hacía algo lentos a la hora de las respuestas o decisiones políticas, sin embargo nos permitía posicionar a la fuerza política como un todo. Todo un ejercicio, una acumulación nada desdeñable de cultura de la discusión hasta el acuerdo.

Da la sensación que los tiempos políticos se han acelerado y la búsqueda de la imposición por mayoría  va dejando de lado el consenso. Este mecanismo sin embargo erosiona la unidad. El Frente Amplio, en el camino de la imposición mayoritaria en la toma de decisiones deja permanentes derrotados y esto hace que los que integramos la fuerza política no siempre estemos de acuerdo con las decisiones y/o políticas impulsadas no sintiéndonos parte.

Por si poco le faltara a la complejidad, también los procesos más elaborados de acuerdos que se logran con enormes esfuerzos son jaqueados también por  los cultores del “método de la bisagra”. Así legisladores libertarios levantan la voz, golpean la mesa, condicionan su voto o simplemente lo niegan y además proponen alternativas. El diputado Semproni ya está haciendo de este método una práctica recurrente.

Se ha posicionado como nota discordante en temas nada menores y dadas las ajustadas mayorías que poseemos el que se desmarque complica el que se sancionen leyes. La Liga Federal parece seguir por ese camino. Si le sumamos la seguidilla de intercambios entre dirigentes y sectores con diferencias en opiniones y posicionamientos parece que  se estuviera asistiendo a un nuevo tiempo donde la singularidad divergente, el matiz específico, la opinión individual concluyente fuera la tónica de la época.

Con enorme tristeza y preocupación veo como nunca hubiera imaginado, la posibilidad cierta que el Frente Amplio se quiebre. De semejante hipótesis solo una conclusión se me ocurre, la derecha se fortalece, los logros sociales retrocederán. La sociedad democrática tendrá un golpe  importante. Deberían saberlo, no hay sector político componente del FA o personalidad capaz de impulsar, de llevar, adelante transformaciones por sí solo.

Si esto sucediera sería responsabilidad nuestra, absolutamente nuestra. Lograría la derecha conservadora lo que no pudo por sí misma. En el Frente estamos haciendo algo que vi hace mucho tiempo como grafitti en una pared….”colabore con la policía, péguese solo”.

Por Walter Martinez
Columnista uruguayo

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