El 16 de octubre se realizará una marcha convocada por la Comisión No a la Baja. Desde la Universidad hasta la plaza Independencia será el recorrido. Seguramente será la última gran demostración de voluntad colectiva en contra de esta iniciativa antes de la consulta y las elecciones. No sucede en cualquier momento y el que se produzca justamente a pocos días de ir a votar me parece que le da una relevancia singular.
Los uruguayos hemos estado más remisos a la hora de participar en demostraciones políticas que en las sociales. En pocos meses se han realizado formidables concentraciones convocadas por los estudiantes en agosto, el movimiento obrero con paro parcial y acto, también en 18 de julio, luego y la más reciente marcha de la diversidad. Decenas de miles de personas estuvieron en las calles. Estas convocatorias indicaron claramente que la ciudadanía toma partido, no es indiferente. La relevancia que logran esas demostraciones en impacto público y mediático las transforman en formidables hechos colectivos que no se pueden soslayar.
Quizás no sea este el lugar más apropiado para hacer convocatorias pero voy a estar el dieciséis en dieciocho. También convocaré con énfasis, ¡hay que estar!
Todas las gestas del pueblo uruguayo, todas las grandes decisiones colectivas tuvieron enormes demostraciones que las confirmaron. Esta vez no puede ser la excepción. Por casi tres años nos han machacado con el delito, la juventud y las penas más duras como si todo eso fuera una gran ensalada de una misma cosa. Desde el apellido Bordaberry, casi como una ironía partió la iniciativa mágica para la felicidad y la paz. El mismo apellido emparentado a tanta oscuridad y barbarie. El político de hablar pausado, prolijo y amable propone ni más ni menos que poner en la Constitución que a los muchachos se los juzgue como adultos a edad más temprana. De la misma manera y sencillez con que levantan la voz condenando las dificultades que tenemos en la Enseñanza Media. Justamente allí es lugar que debería ser natural de los jóvenes adolescentes, critican resultados, deserciones, malas pruebas Pisa, y todo eso que los escandaliza y que debería sugerir según sus opiniones que los jóvenes están menos preparados para afrontar su vida y su futuro, sin embargo con facilidad cruzan la calle y dicen que deben ser tomados como adultos, porque un joven de décadas atrás no es como un joven de ahora.
La política se disfraza de cordero para esconder al lobo. La derecha maquillada de sentido común golpea a la política diciendo que los jóvenes no se forman bien cuando hablan de educación pero que son más responsables a la hora de cometer delitos. Es sin ninguna duda una dualidad contradictoria y con un gran contenido ideológico. Las propuestas conservadoras, siempre, en todo tiempo y lugar fueron recesivas y represivas.
No solucionamos totalmente el delito, ni la seguridad, pero se aborda desde muchos y muy diversos ángulos. Se hace mucho, innumerables iniciativas de reinserción social y laboral se están resolviendo con éxito en esa dirección. Hace pocos días tuve la oportunidad de escuchar al sociólogo Rafael Paternain realizando muy interesantes reflexiones sobre seguridad. Creo que por primera vez en mucho tiempo este tema la sociedad lo está abordando como un problema a solucionar y no como miedo a padecer.
Estará en discusión en el plebiscito la sociedad que queremos construir, desde que paradigmas, con qué mecanismos. Por eso estaré en la marcha convocada por la Comisión NO A LA BAJA.
El gran mérito de este cambio se debe que la juventud uruguaya ha tomado como bandera interpelarnos a todos como sociedad como queremos vivir, a los mismos machacones argumentos vivir en paz para la gente honesta, los muchachos han pensado, elaborado y difundido hasta el cansancio una gama muy diversa de reflexiones sensatas que los contraponen. Han defendido con ingenio, color y visibilidad inédita este tema. Es una generación que reclama que los escuchemos. cambiaron las encuestas y la sensación de miedo con arbitrarios estados de ánimos enseñándonos a mirar todo esto desde otro lugar.
El dieciséis en dieciocho los voy acompañar. El mainumbí que en guaraní significa recolector de almas, estará en mi Facebook hasta el veintiséis mismo donde iré a votar y no pondré más que mi voto.
Que seamos una marea humana con el colibrí como estandarte, por dieciocho. Que se represente ese pueblo solidario, fraterno y comprensivo que quiere construir en democracia un nuevo tiempo, una nueva sociedad y no volver a la formula gastada de miedo, rejas y palos.
Será una confrontación de profundo contenido ideológico, una lucha de ideas y conceptos contrapuestos, esta sociedad que se va instalando con otras variables, con otras miradas culturales debe imponerle a la política los criterios más sanos.
Que no falte nadie, seamos una marea de construcción democrática, digamos NO A LABAJA.
Por Walter Martinez
Columnista uruguayo
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