Aún las peores ideas, aún aquellas que han sido fundamentación doctrinaria para las peores cosas luego de derrotadas o superadas por el tiempo se mantienen vivas en el recuerdo o en la voluntad de algunos que por haber sido privilegiado o por simple convicción las sostienen.
A veces nuevos cursos de sucesos las reactivan bajo nuevas formas o protagonistas, pero nunca de la nada. Las costumbres de los seres humanos hacen doctrina, nuestras maneras de relacionarnos, la necesidad de regularnos colectivamente nos llevan a hacer jurisprudencia que nos “contenga” más o menos en alguna forma de colectividad.
Porque en algún momento el ser humano empezó a producir más de lo que consumía o porque algunos grupos de humanos vivían en lugares más aptos para la vida que otros y sobre todo porque imagino que la carrera de relaciones humanas estaba poco desarrollada por aquellos días, empezamos a resolver las dos cosas de una misma manera, a prepo.
Tanto donde vivir como usufructuar lo que se producía como excedente se resolvió por el lado del más fuerte. Siempre recuerdo el relato de Anatole France cuando en su célebre novela La Isla de los Pingüinos un pingüino tomó posesión de un témpano diciendo:-, este lugar es mío, hasta que llegó otro con un garrote, se lo reventó en la cabeza y dijo:-, no es mío.
No serán necesarias sutilezas para imaginar que el pingüino y su garrote se asemejan bastante a la idea de ejércitos, que en todo tiempo y lugar con uniformes y garrotes de distintas tecnologías siempre hicieron lo mismo, instalaron, garantizaron y sostuvieron un estado de cosas, el dominante según la época.
Josefina de Bordaberry, en los albores de la dictadura en Uruguay, acompañò a JoséMaría, su esposo, ambos padres del recientemente derrotado Pedro,encabezaronla rupturade la tradición democrática del Uruguay dando un Golpe de Estado. La FFAA, asumieron su rol de “tengo y uso el garrote” para garantizar que así fuera.
La buena señora, desde sus Voluntarios de Acción Social, nos llamó a los jóvenes de izquierda de la época la “generación perdida”.
Solo para no contradecir a Josefina, pocos años después fui “subversivo”, que atenté contra la Constitución y realicé actos preparatorios y por supuesto participé de una asociación Subversiva (la UJC).
Por todo ello, siempre bajo las normas del orden imperante y luego de haber intercambiado opiniones con los muchachos de la DNI (Dirección Nacional de Inteligencia),sin habernos puesto de acuerdo y con algunos abollones fruto de la discusión, fui a dar al Penal de Libertad.
Allí mi calificación no mejoró mucho, fui entonces “irrecuperable ideológicamente”.
Los uruguayos de termo y mate, tranquilos pero de convicciones firmes, finalmente le demostraron a los que esgrimían garrotes que “los orientales hemos jurado un odio eterno, un odio irreconciliable contra todo tipo de tiranía”. La democracia renació, Los muchos en las calles le perdieron el miedo a la represión y sus cultores retrocedieron.
No hace mucho, tratando de recopilar un poco de mi historia, solicité y me otorgaron, en el Ministerio del Interior mis antecedentes.Además de mí recorrido por la dictadura, con las calificaciones antes dichas, para mi sorpresa leo que en el año 1994, diez años de derrotada la dictadura hay una solicitud a ”Inteligencia” sobre una suerte de evaluación de mis convicciones. Allí soy evaluado, vaya uno a saber por quién y con qué elementos de juicio, pero lo cierto es que por esos días fui un “elemento de convicciones radicales”. Gobernaba aún Luis Alberto Lacalle, padre del positivo. Quien sería derrotado ese año por Sanguinetti.
La cadena de hechos que nos fueron alejando de la dictadura es infinitamente más intensa y trascendente que esta cronología personal en hechos violentos, en disputas intensas por generar nuevos registros de la historia y nuevas jurisprudencias para regularnos. Pero lo cierto es que según el relato o registro que de él tengamos, los sucesos los evaluamos de una u otra manera. Casi como pensando en voz alta voy tratando de ubicar los hechos recientes en marcos políticos más generales ,ya hice catarsis con respecto al compañero Ministro de Defensa y más allá de la poca simpatía que le tengo sería tonto de mi parte achacarle simplemente a él un estado de cosas.
Debo decir que cuando mis conductas políticas fueron empezadas a ser evaluadas el compañero ya estaba detenido sufriendo tortura y reclusión infinitamente más dura en condiciones y tiempo que la mía. También me parece de orden mencionar que el compañero y la organización que integraba se levantó en armas contra las instituciones de la época y fue derrotado. Esta derrota fue en democracia, el golpe de estado aún no había sido dado.
De su experiencia y confrontación entre” hombres de armas” surgió una especie de relato y teoría de ”los dos demonios” bastante funcional por cierto para explicar desde el bando ganador los “excesos” (tortura, muerte y desapariciones) y desde el ejército “derrotado” un status de legitimidad como fuerza armada y la elaboración de una épica que durante años mezcló acciones y fechas en un relato donde las fronteras entre la lucha entre FFAA y MLN, no quedaron muy claras y se fundieron con el Golpe de Estado de 1973.
Han pasado décadas, mucho se ha trabajado por reelaborar la cronología y la evaluación de los sucesos donde miles y miles de anónimos, sin armas pero con profundas convicciones se levantaron contra la dictadura y la derrotaran. Justamente esto pone los roles de los protagonistas en lugares distintos, el “ejercito” ganador, no solo derrotó al MLN,pisoteó la institucionalidad democrática, torturó, violó encarceló y mató a personas desarmadas. El golpe fue contra toda la sociedad.
Esa lectura de la historia nos obliga a valorar los hechos de hoy con una mirada un poco distinta. Me parece bien, que el compañero Mujica tenga una profunda convicción humana y ética, lo voté, fue electo por la fuerza política que construimos los frenteamplistas. También acepto que Huidobro con bastante poca sutileza exponga lo que piensa y lleva adelante, por lo demás no está en el lugar en el que está solo por su decisión, sino por compañeros que piensan como él en lo referente a las FFAA, y los DDHH.
Yo no acepto la “imposición” que me proponen de “humanidad”.
La prisión domiciliaria para viejitos que tienen que terminar sus días en su hogar no es humana es profundamente política, de una lucha de ideas que se ha resuelto en favor de la democracia en contra del autoritarismo pero con un alto costo y que aún está en disputa.
No desaparecieron los personajes responsables de las peores barbaridades, aún convivimos con algunos impunes que por el férreo silencio de sus camaradas de armas son protegidos.
Aún están por allí restos que esperan descanso y familiares para llorarlos, ese silencio, no es humano, es político, profundamente político. Es convicción política de quienes aún no se sienten derrotados, quienes aún usufructúan los espacios democráticos para difundir sus opiniones, para tener de la sociedad inserciones que sospecho a veces deberían preocuparnos.
¿Cuánto habrá que citar Brecht, “cuidado humanidad que la perra que los parió está aún en celo” para seguir construyendo barreras democráticas contra el terrorismo de estado en todas sus formas? Que los responsables de atrocidades se hagan cargo y no queden impunes, ¡seguro!
Por Walter Martinez
Columnista uruguayo
La ONDA digital Nº 703 (Síganos en Twitter y facebook)
(Síganos en Twitter y Facebook)
INGRESE AQUÍ POR MÁS CONTENIDOS EN PORTADA
Las notas aquí firmadas reflejan exclusivamente la opinión de los autores.