Protocolo /// Un repaso por la etimología del término protocolo nos lleva de manera inmediata a protocollum, un vocablo latino. Éste, a su vez, deriva de un concepto de la lengua griega. Lo concreto es que, en nuestro idioma, un protocolo es un reglamento o una serie de instrucciones que se fijan por tradición o por convenio.
Las Imágenes, que tienen mucho de masividad y singulares tiempos de aparición, nos mostraron por televisión y redes los hechos del Hogar Ceprili. Viéndolas, el lugar tiene tanto de hogar, como tenía el Penal… de Libertad. Dejando lo simbólico de lado porque se parece más a una ironía me quedé pensando y como de costumbre una ensalada rusa de razonamientos no me coinciden y me están dejando un sabor amargo.
Volviendo a las imágenes parece ser que lo que vimos fue una contundente dosis de protocolo que les aplicaron a los muchachos rebeldes. Utilicé el término rebeldes y no delincuentes porque me parece que si nos tomamos la licencia de llamarle al lugar “hogar”, yo puedo sin ruborizarme, hablar de rebeldía y no de delitos.
Voy a tratar de evitar centrarme en el amigo Joselo, él solito se encargó de estar en el centro de todas las miradas, en los cuestionamientos, etc.
Para partir de algo imaginemos que el famoso protocolo existe y fue el que se aplicó.
Los rebeldes reducidos, buscaban llamar la atención, me parece obvio, ya que a simple vista las rejas impedirían cualquier desplazamiento mayor que el que tenían y destrozo más o menos, del lugar no podían salir. Creo que ni en sus mejores expectativas pensaban tener el éxito que tuvieron. ¡Vaya si llamaron la atención!
Por cultura, costumbre o lo que sea violencia esperaban, por eso tenían “cortes”, además es el lenguaje que más conocen. El ser intrépido, guapo y despreciar el peligro hace a la mentalidad de esos muchachos. Hasta los posiciona entre sus pares.
Por la razón que sea estaban esperando exactamente lo que tuvieron, maltrato. Esperaban ser reducidos también, cuando entraron los funcionarios arrojaron los cortes y se dejaron rodear. Vistas así las cosas podrá decirse que fue un empate, se cumplió el famoso protocolo y los menores llamaron la atención.
En caso que no se hubiera respetado el “protocolo”, no sería un empate. Los muchachos llamaron la atención y los funcionarios demostraron ser poco dados a sutilezas. Reducir o pegarle en el suelo a quien ya estaba reducido parece ser lo mismo. Si “oportunamente” videos que se borran cada cuarenta y ocho horas se divulgaron…¡y como! garantizaron que el resultado fuera recluidos uno, funcionarios, varios goles en contra.
Me parece entonces que el hecho en sí mismo perdió validez como tal y se transformó en otra cosa. Ni siquiera recuerdo que trascendiera el motivo de la “asonada”.
Lo primero y obvio es que esta situación se transformó en el centro de la atención mediática, por sensacionalismo simple o planificación debida, instaló en el día del paro general más grande realizado en mucho tiempo preguntas como:- ¿qué dice el PIT CNT de esto?,¿ Joselo López seguirá siendo un vicepresidente de la central?
De un plumazo, que un millón de trabajadores adhiriera al paro y su plataforma quedaron escondidos detrás de los “funcionarios poco sutiles”. Para ser todavía más bizarra la situación aparecieron comparaciones de “calidad de dirigentes” históricos de la central con Joselo. ¿Por qué tendrían que ser sometidos a comparación dirigentes que tanto dieron por el movimiento obrero con éste? En todo caso habrá que preguntarle al gremio si no tienen a nadie mejor que los represente. Los ecos mediáticos fueron fuente de indignación por la presencia de Lopez. Su rol en el asunto indignó tanto que eclipsó el trato que recibieron los menores.
Hasta ligó mal de rebote, don Amodio que se vino de España, terminó preso y sus expectativas de ocupar nuestra atención quedaron reducidas al impulso de algún órgano de prensa de derecha y un poco en las redes sociales.
Por mi parte me parece que la disputa sobre qué tipo de sociedad queremos o somos es lo que se debería discutir a la luz de estos sucesos. Muchas son las denuncias sobre mal trato a los menores recluidos. No es de hoy, distintos organismos Ielsur, Serpaj y otros han advertido sobre este tema. Estuvimos interpelados como sociedad cuando se realizó el plebiscito sobre bajar la edad de imputabilidad a los menores. En ese momento toda la sociedad uruguaya fue consultada.
Creo que eso es una real batalla ideológica, de pensamiento dominante, como tratamos a los menores infractores. De la sensibilidad o humanidad con que nos pongamos a reflexionar determinará y hacer dirá como somos o como queremos ser. Se ha dicho muchísimo pero lo cierto es que el trato que reciben es duro, las penas son duras. No es cierto “que entran por una puerta y salen por otra”.
Cuando aparece por obra de la casualidad o no, un vídeo como el divulgado vemos que las dosis de protocolo que se les aplican claramente son represivos sin dudas, pero de educativos, tienen poco.
Creo que reproducimos violencia, provocamos resentimiento y estoy seguro que quien esté recluido y vinculado a hechos como los que vimos no estará tentado de insertarse en la sociedad como un buen ciudadano. No hay respuestas simples a problemas complejos pero estos hechos y como los procesamos habla mucho de la sociedad que somos y el tiempo que vivimos.
Por Walter Martinez
Columnista uruguayo
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