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¿Será necesaria una guerra mundial?

 

«La guerra no es simplemente un acto político, sino un verdadero instrumento político, una continuación de las relaciones políticas, una gestión de las mismas por otros medios».
Carl von Clausewitz

 

Días pasados leí un extenso artículo de Boaventura de Sousa, entre otras cosas decía:

“El mundo avanza inexorablemente hacia la guerra. Cualquier sondeo imaginario entre la población mundial mostraría que nadie quiere la guerra. Pero la guerra estallará probablemente antes del final de la década. La mayoría de los países del mundo pretenden tener regímenes democráticos, pero ningún partido con relevancia electoral, desde la izquierda a la derecha, considera la guerra un peligro inminente y asume la lucha por la paz como su principal bandera. La paz no gana votos. La guerra trae muertos y los muertos no votan. Ningún partido se imagina haciendo propaganda electoral en cementerios o fosas comunes. Tampoco se imagina que sin vivos no hay partidos. Todo esto parece absurdo, pero lo absurdo ocurre cuando la razón duerme, como nos advirtió Francisco de Goya hace 225 años en su cuadro .”

Creo que si uno hace un paneo rápido del globo terráqueo podrá encontrar indicios para avalar sus dichos.  Sin embargo, acordando con Boaventura en mucho de lo que dice en su artículo (que  recomiendo) creo que el capitalismo o la parte  más regresiva y feroz, la que estimula las armas y el mundo financiero, han encontrado una manera sofisticada  de llevar el concepto de “guerra mundial” a pequeñas escalas con el mismo impacto que las guerras mundiales tal y como la conocíamos.

El escenario ruso-ucraniano que lleva más de 2 años de estallado, se reduce a un espacio limítrofe entre Ucrania y Rusia, con miles de víctimas civiles, por supuesto el amplificador político del conflicto generó más impacto que las guerras de otrora. La política se encargó de involucrar accesoriamente a todos los países vecinos, Una explosión submarina a un gasoducto subacuático provocó un terremoto energético en toda Europa. La simple amenaza de guerra le permitió a la OTAN aumentar el número de sus miembros, rodear las fronteras rusas, solo con el peligro latente. Mientras tanto sobre un reducido territorio los misiles van y vienen, los drones, verdaderas luminarias de las guerras de nuevo tipo, se estrellan y explotan a distancia. Miles de millones de dólares se dedican para reponerlos.

Los ejércitos renuevan sus armamentos frente a la hipótesis de conflicto y hasta los pobres  países tercermundistas de la periferia como resultando, terminamos adquiriendo esos desechos militares a módicos precios que amortizan los nuevos gastos de guerra, favorecen comisiones turbias y la prensa fotografía las viejas nuevas armas como grandes hechos modernizadores de países pobres.

Aquí nomás, en nuestro bendito y pacífico país, donde el presupuesto se recorta de mil maneras un día y otro también, nos enteramos que renovamos vehículos de combate, tenemos aviones nuevos, le prestamos plata a un astillero español para que consiga avales, para que consiga dinero fresco, para construir dos lanchas de patrulla marítima que les vamos a comprar. (Por supuesto luego de haberlas licitado).

Toda Latinoamérica compra armas, hasta el inefable Milei as de la motosierra, privatizador contumaz, achicador serial del estado, sin embargo al son de no hay plata, no hay plata, realiza enormes gastos militares.

En Medio  Oriente basta con agitar un poco las aguas palestinas- israelíes para desatar otra masacre de miles (adivine lector de que bando hay más muertos)   allí también los misiles, drones, vipercomunicadores con explosivos, toda una novedad en la industria del “te mato” van y vienen. ¡Cuánto trabajo para las industrias armamentistas que tendrán que producir a destajo para cumplir con los pedidos!

En la zona de China-Taiwán, como los contendientes son más serios, lo arreglan con surcar los mares con flotas amenazadoras y algún misil de prueba que cae al agua sin carga explosiva, pero las fábricas de aviones, barcos, submarinos y accesorios recibirán la urgente necesidad de producir.

Con más amague que pelea, mueren decenas de miles de civiles, en pequeños espacios de destrucción, la industria armamentista multiplica sus ganancias rápidamente y por supuesto los agentes financieros internacionales no tienen más remedio que habilitar líneas de crédito para los países que no tienen más remedio que comprar armas.

El mundo amanece más desigual cada día, el vértice de arriba más pequeño e infinitamente más rico, el vértice de abajo más pobre y degradado.

Siempre recuerdo a Jack Cousteau, célebre oceanógrafo francés que decía en un reportaje” lo que le voy a decir le sonará fascista pero lamentablemente los grandes reguladores del crecimiento de la humanidad por ahora son las guerras y las pandemias.”

Por si fuera poco, las democracias amanecen más idiotas cada día, nos regodeamos por imagen, nos desinteresamos de la política, tanto que a veces votamos algún energúmeno ingenioso para que nos gobierne. Malgastamos el uso de la democracia y los retazos de libertad que nos otorga según el quintil de poder adquisitivo que tengamos.

Quizás con una mirada tan escéptica como Boaventura sin embargo no creo que haga falta “una guerra mundial dentro de 10 años”  , el escenario actual solo transitándolo,  nos permite ver como esos pocos con infinito poder nos venden miedo futuro para esconder las barbaridades de hoy, América se incendia destruyendo nuestro ambiente, las columnas de desplazados recorren Centroamérica tratando de llegar al norte, la meca de la abundancia ,solo para estrellarse contra un muro, que cayó en Europa del este pero que creció en la frontera sur de EEUU. Africanos desesperados cruzan el Mediterráneo tratando de ingresar a Europa, muriendo muchos ahogados.

¿Será que se necesita una guerra mundial?, yo creo que no, que ya la habitamos, que la vieja democracia ateniense nacida para lograr formas más justas de vida hoy la desprestigian las élites para que aceptemos formas más arbitrarias de poder.

La ONU herramienta de dialogo mundial creada para dirimir nuestras diferencias a través del dialogo y la negociación languidece, mientras el FMI, los BRICKS,  la OTAN, y todas las siglas de guerra y finanzas florecen.

 

 

 

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