El Ministro de Defensa y una carta

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Días pasados fui de los tantos que se indignó con la carta del Ministro de Defensa Fernández Huidobro. Escribí algo y un amigo me solicitó tomar el texto o parte de él para enviar una carta a Tabaré Vázquez pidiéndole que no lo incluya en su gabinete. Aun compartiendo indignación con el amigo me pareció mucho pedir una renuncia a un gobierno que todavía no se instaló.

Sin embargo me pareció absolutamente compartible la carta que el Proyecto Miramar le enviara al Ministro como respuesta. Además de estar escrita en un tono respetuoso que a veces Huidobro olvida, plantea una serie de preguntas que hacen cuestión real sobre distintas medidas de la democracia según los hechos que sean sobre el tema militar. No tienen el tono de las preguntas que lanza el ministro después de su crónica de los hechos sobre el proceso Gilberto Vázquez (convicto preso por torturador). Las preguntas realizadas desde el Proyecto Miramar, politizan, jerarquizan el tema tratando de colocar el estado de cosas en relación a los DDHH y los militares.

Distingo tres aspectos en este tema. A) la impresión personal que tengo sobre Huidobro. B) Su rol como figura política en el tema militar. C) El estado de cosas en relación a los DDHH, en el Uruguay.

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En la primera, o sea mi impresión personal sobre Huidobro, creo compartir la misma que muchísimos uruguayos sobre lo desagradable y soberbio que es y todo lo políticamente repudiable de su mirada sobre DDHH. Pero sospecho que ni a él le debe importar mucho, ni siquiera es trascendente una opinión individual.

En lo referente al segundo aspecto, ahí sí creo que entran en juego otras consideraciones, no es casual y a esta altura es evidente que Huidobro juega un rol esencial de relacionamiento de las FFAA y el gobierno. La experiencia política y nuestra historia muestran que justamente en los hombres de armas radica el peligro potencial más importante para la democracia. Se menciona mucho sobre la cantidad de armas que tienen los uruguayos pero el poder acumulado que otorga el arsenal bélico radica justamente en la institución militar. Sobre lo que en su interna sucede poco sabemos, pero sí de antecedentes se trata, largos procesos se necesitan para generar pensamientos predominantes en una u otra dirección en esa institución. La doctrina de la Seguridad Nacional fue instalada con mucho tiempo, gradualmente y pasaron años para que se instaurara como pensamiento predominante y habilitara a las barbaridades que cometieron.

Resumo esto diciendo que el de Huidobro no es un nombramiento más, es la elección de un hombre para una tarea particularmente sensible de gobierno. Ahora bien, por el paso del tiempo, por la necesaria renovación y porque creo que se necesitan otras miradas deberíamos reflexionar más sobre las reacciones políticas y los dichos del Ministro.

Como tal, no alcanza con que haga declaraciones explícitas sobre lo que lo quieren los militares y lo sumergida que están las familias militares en sus salarios. Le recuerdo que ya Zitarrosa cantaba…”chamarrita de los milicos, no te olvides que no son ricos”…

Quizás en ese marco debamos abrir un debate sobre la dimensión de las fuerzas armadas, sobre los salarios de los grados jerárquicos más altos, sobre sus jubilaciones e inclusive sobre las participaciones de los efectivos uruguayos en el exterior, tarea por la que reciben otros ingresos. No me parece serio por parte del Ministro mezclar los tantos, una cosa es la realidad social y económica de los soldados, que como parte de nuestro pueblo reciben el impacto de nuestra economía con lo bueno y lo malo de ello. Otra distinta es hablar del cariño que se le tiene entre las familias militares. Huidobro señala índices de votación donde Mujica votó muy bien justamente en lugares donde viven soldados y allí entonces me pregunto, ¿es la política de Huidobro, o la del FA, la que se avala? Y si de cariños hablamos, también me pregunto ¿porque justamente el sector del Ministro (CAP-L) votó tan mal?

Me parece que Huidobro se desliza de un área a otra sin ningún reparo ni sutileza. No es antimilitarismo simple lo que abunda en el Frente Amplio, el compañero Huidobro, no está teniendo en cuenta que nacimos a la vida política en un momento muy crítico y con un general como líder, Líber Seregni, por tanto no es cuestión de hacer gala de presuntos simplismos, ni antimilitarismos vulgares, ni homofobias. Además, vale la pena recordar, que de cuarteles y cárceles militares miles, miles de uruguayos conocen del tema, no solo el ministro.

Resumo en lo siguiente, el compañero Huidobro es tan ministro de Defensa para los militares como para todos los demás o sea el resto de nosotros, sus acciones y dichos nos incluyen y a veces nos maltratan. Por ello que debería ser infinitamente más cuidadoso en sus dichos.

Finalmente y como aspecto central del tema creo que lo que no podemos perder de vista es qué lugar ocupan los DDHH en nuestra democracia y a qué tipo de sociedad es la que aspiramos.

Es falso en mi opinión pretender una suerte de vuelta de página, de la magnanimidad de líderes que buscan con ahínco la reconciliación y el encuentro entre orientales cuando pasadas décadas de la dictadura, el silencio cómplice de unos pocos es usado como arma que aún lastima, ofende y opera sobre la sociedad . Los pocos procesados por delitos de lesa humanidad no expresan el más mínimo gesto de grandeza y siguen negando el descanso de desaparecidos. Fueron juzgados y condenados con debidos procesos, alojados en cárceles cómodas hasta son reporteados y sus opiniones difundidas. Nada comparable al trato que dieron ellos mismos cuando tuvieron poder. Usaron todos los mecanismos que la ley les da para enlentecer los procesos y sus detenciones, operan sobre el sistema judicial, demuestran una y otra vez que no son un” grupo de viejitos” que pretenden volver con sus familias. Participan activamente en el Uruguay de hoy presionando, diciendo estamos, no fuimos derrotados. No leer esto es peligroso, la contraposición de ideas sigue plenamente vigente.
Los fascistas ni reniegan de su ideología ni de sus métodos, la democracia y la sociedad les impide operar como quisieran, pero allí donde hay un resquicio expresan su presencia.

Los frenteamplistas no estamos contra los militares, no somos homofóbicos, ni antimilitaristas, somos antifascistas, repudiamos al terrorismo de estado y a sus cultores. Los delitos de lesa humanidad no prescriben.

Por Walter Martinez
Columnista uruguayo

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