Nos, que valemos tanto como Vos, que no valéis más que Nos, os juramos como Príncipe y heredero, con la condición de que conservéis nuestras leyes y nuestra libertad, y haciéndolo Vos de otra manera, Nos no os juramos» (SORANZO, Pietro* Embajador de Venecia en torno a 1570).
No bien terminado el traspaso presidencial y nombrado los Ministros, el nuevo gobierno frenteamplista dio sus primeros pasos con un marcado interés por precisar su rumbo.
Los ejes de acción estuvieron claramente definidos en la intervención de Tabaré, tiene esto el inmenso valor del compromiso expuesto, por aquello de “ser dueño de los silencios y esclavo de las palabras”. Podremos justamente por sus dichos evaluar su gestión.
También se pudo apreciar una marcada intención por establecer diferencias de gestión con la recién terminada de Mujica. Ministros recién asumidos también deslizaron o no tan deslizaron, críticas a medidas anteriores.
La respuesta de la presidencia saliente no se hizo esperar y aparecieron respuestas rápidamente amplificadas por la prensa. Así tuvimos en pocos días, una suerte de esgrima contrapuesta de opiniones de dos gestiones de una misma fuerza política.
Los frenteamplistas que aún no terminamos de doblar nuestras banderas de festejos o que las preparamos para la contienda departamental quedamos sorprendidos. Todavía tenemos los ecos de nuestros logros recopilados y enunciados de manera intensa. Todavía quedan afiches y fotos de abrazos con rostros sonrientes y mensajes unitarios. Sin embargo nuestros principales referentes se apresuran por marcar matices y diferencias.
La historia está llenita de ejemplos, a los pueblos, a las organizaciones populares, a los partidos de izquierda y progresistas les cuesta enormes esfuerzos lograr espacios de unidad y acuerdo, muchas veces son necesarias verdaderas epopeyas con costos humanos terribles para alcanzarlo. No es bueno dilapidar esto, si quienes son referentes, si quienes lideran los procesos se comportan así, ¿qué podemos pedirle a los militantes?
Acabamos de darle un golpe enorme a la derecha nativa. Por primera vez, en mucho tiempo las concepciones conservadoras sufrieron un revés nítido. Esto lo destaco justamente porque acá cerquita nomás, en Argentina y Brasil, las derechas están embistiendo por caminos restauradores y esto puede cambiar considerablemente el cuadro general de América.
Ojalá el presidente de todos los uruguayos logre gobernar con un sello nítidamente frenteamplista, o sea con el respaldo y mandato que le dimos con nuestro voto.
Ojalá también el presidente saliente haga una campaña frenteamplista. Puedo decir que suscribo muchos de los postulados éticos y de vida del “Pepe” pero por lo menos desde mi lugar quiero que sea el Estado quien construya viviendas y eduque, mi voto frenteamplista es al programa y a la fuerza que tiene que transformar a la sociedad uruguaya, circunstancialmente le di mi voto a Tabaré como antes se lo di a Mujica.
La exaltación desmedida tiene peligrosas lecturas posibles. Alguna vez el director Costa Gavras filmó Estado de Sitio, película que pretendía recrear el Uruguay de los 70. Mostraba el film un escenario donde dos contendientes, guerrilleros y militares. Recorrió el mundo la película. Sin embargo no fue más que el prólogo de la larga noche de la dictadura. Luego vino el terror sobre toda la sociedad. Los líderes son relevantes y necesarios pero sin miles de anónimos que lo reconozcan como tal y lleven adelante sus planteos no hay figura que valga.
Por estos días el raid mediático de nuestro presidente saliente muestra una vez y otra también la escuela agraria fundada en su granja, el fusca, su casa humilde, a Emil Kusturica filmando y pre- vendiendo una película que aún no está hecha.
Otra vez la política de una fuerza plural, con bancada parlamentaria que impulsó y aprobó leyes y ministros de distintos sectores que impulsaron todo esto, quedó invisibilizada.
Decenas de miles de frenteamplistas, agitaron, recorrieron las calles y le recordaron a la población la década distinta que vivimos.
No fueron nuestros dirigentes relevantes quienes encabezaron el NO A LA BAJA, la mayor batalla ideológica que se libró en la campaña. Allí donde la derecha uruguaya plantó su bandera conceptual, conservadora y reaccionaria, la sociedad civil y en particular la juventud uruguaya la confrontó.
No restaré valor mediático al “Pepe”, ni quitaré épica a su entrega personal y humana, pero no se construye política de estado individualmente. La sociedad avanza o retrocede tanto como su pueblo quiere o entiende. Lo que viabiliza, construye y sostiene los procesos son los colectivos.
Olvidar al FRENTE AMPLIO, como la mayor experiencia de acumulación en diversidad es firmar un certificado de defunción a una sociedad más justa. La fuerza política es la articuladora de la unidad, es la difusora y defensora del programa político, es la única garantía de avance democrático. Quien no respete esa premisa, se llame Tabaré o Mujica, facilitará la restauración de la derecha en el Uruguay.
Lo del principio, os facemos rey, si guardais nuestros fueros y libertades e si non, non.
Por Walter Martinez
Columnista uruguayo
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