Las nietas de las brujas…..

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“Somos las nietas de las brujas
Que nunca pudieron quemar”

Fue cosas de mujeres el ocho de marzo. Sin embargo hicieron que fuera cosa de pueblo. Nadie pudo quedar indiferente, a nadie se le pudo pasar por alto, ni la fecha ni el grito hecho reclamo – consigna. A esta altura todos los varones de edades y composiciones sociales distintas debemos estar mirándonos con atención, revisando nuestras conductas hegemónicas, patriarcales, despreocupadamente injustas.

Las muertes no siempre, lamentablemente, tiene el mismo valor. La muchacha de Mi Morena recientemente asesinada, Valeria Sosa, tuvo un impacto distinto en los medios y en todos nosotros. Violento, absurdo, un hombre, policía además, mató a una mujer delante de sus hijos. La decisión insana WALTER paginade quien se creyó dios, la mató. Así nomás, dejo a niños sin madre, transformó a un padre en asesino. Así de fácil, en un momento, desenfundó su arma y le disparó.

Fue uno más, de esa lamentable lista de aumento constante y creciente, sin embargo, algo cambió.

La consigna con la que se inicia este texto la hice alguna vez en remeras a pedido de una querida e irreductible feminista amiga. De esas que andan con sus ideas prontas para desplegarse, de ésas que frente a la más mínima expresión patriarcal despliegan su arsenal conceptual, su rebeldía a lo injusto. Más de una vez la consideré un poco desmedida, sin embargo, cuanta protesta es necesaria para cambiar la vida, para cambiar nuestras costumbres arbitrarias y bárbaras.

La historia está llena de ejemplos donde luego de enormes demostraciones populares no pasó nada. Pero jamás pasó que sucedieran cosas importantes sin grandes acciones de pueblo.
No creo que en lo cotidiano, en el mañana mismo cambien muchas cosas. La violencia de los varones está arraigada y abonada por infinidad de aspectos que la sociedad propicia. Creo que su estudio corresponde a sociólogos y antropólogos y no a un simple texto, pero que la acumulación de luchas sociales feministas, incansable, contestarías han creado el ambiente propicio para esta enorme expresión de pueblo en la calle, eso sin dudas.

No creo que en la convocatoria mundial haya habido un 8M capaz de movilizar al diez por ciento de la población como sucedió en Uruguay. Que se hicieran movilizaciones en todo el país, que el Estado, a través de sus distintas instituciones se haya involucrado es un logro innegable de las luchas feministas de este tiempo.

No creo que la acción misma vaya a detener la violencia de género, pero estoy seguro que luego de esta pueblada muchísima más gente, mujeres y hombres, nos sentiremos interpelados he involucrados frente a cada hecho violento.

El gran desafío que tendremos que superar es la búsqueda inteligente de los caminos. La tentación de soluciones simplemente punitivas no solucionará el problema. Nadie que ejerce violencia desmedida piensa en las consecuencias posteriores, por tanto no me parece que por ahí esté el camino. Creo sí que un fuerte impacto cultural y humano debe ser el camino.

Educar, educar, visualizar una y otra vez lo absurdo y criminal de las conductas violentas, que el control social evite las acciones de violencia seguramente darán más resultados.

No serán por supuesto estas líneas las que provoquen nada. Son ese caudal de mujeres tenaces y luchadoras las que nos marcan la agenda y provocan cambios. No han logrado detener las muertes, la violencia machista, cierto, pero estoy seguro que sin sus luchas sin sus permanentes acciones de visibilización de estas injusticias los índices serían infinitamente mayores.

Por eso creo que esas muchachas, esas nietas, jóvenes, están haciendo mucho por una sociedad, menos violenta, más justa.

Por Walter Martinez
Columnista uruguayo

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